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17 de julio de 2025 a las 08:45

Adiós feriados: ¿Deudas o descanso?

La sombra de la austeridad se cierne sobre Francia. El anuncio del primer ministro François Bayrou, el pasado 15 de julio, ha caído como un jarro de agua fría sobre la población. Dos días festivos, el Lunes de Pascua y el 8 de mayo, Día de la Victoria en Europa, podrían desaparecer del calendario en un intento desesperado por reducir el déficit fiscal que ahoga al país. La propuesta, que busca inyectar entre 4,200 y 5,000 millones de euros a las arcas del Estado, ha desatado una oleada de indignación y protestas en todos los sectores de la sociedad.

¿Austeridad a costa de la identidad nacional? Para muchos franceses, la supresión de estos días festivos no es una simple medida económica, sino un ataque directo a sus tradiciones y valores. El Lunes de Pascua, arraigado en la cultura cristiana del país, representa un momento de unión familiar y religiosa. El 8 de mayo, por su parte, conmemora la victoria contra el nazismo, un hito histórico que marcó profundamente la identidad francesa y europea. Eliminar estas fechas, argumentan los críticos, es borrar parte de la memoria colectiva y trivializar el sacrificio de generaciones pasadas.

El descontento popular se palpa en las calles y en las redes sociales. La encuesta realizada por BFM TV, que revela un 75% de rechazo a la medida, es un claro reflejo del sentimiento generalizado. Sindicatos como la CGT, con una larga trayectoria de lucha por los derechos laborales, ya han anunciado movilizaciones para septiembre. La presión social se suma a la tormenta política que enfrenta Bayrou. No solo la oposición, sino también miembros de su propio partido, han expresado su descontento. El calificativo de “brutal” utilizado por algunos socialistas para describir el presupuesto deja entrever las profundas grietas que esta propuesta ha abierto en el panorama político francés.

El argumento económico esgrimido por el gobierno, que justifica la medida como necesaria para sanear las finanzas públicas y reducir una deuda pública galopante, no parece convencer a la mayoría de los ciudadanos. Muchos se preguntan si la eliminación de dos días festivos, que obligaría a los trabajadores a laborar sin un aumento salarial, realmente tendrá un impacto significativo en la economía. Algunos expertos incluso apuntan que la medida podría ser contraproducente, al afectar el consumo y la moral de los trabajadores.

La incertidumbre reina en Francia. El futuro de los dos días festivos se encuentra en el aire, a merced de las negociaciones políticas y de la presión social. ¿Logrará Bayrou convencer a una población mayoritariamente en contra? ¿O la fuerza de la calle obligará al gobierno a dar marcha atrás? El debate está abierto y las próximas semanas serán cruciales para el futuro del calendario festivo francés, y quizá, para el futuro del propio gobierno. Lo que está claro es que esta polémica ha puesto de manifiesto la fragilidad del equilibrio entre la necesidad de austeridad y la defensa de la identidad cultural en un país que se aferra a sus tradiciones.

Fuente: El Heraldo de México