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16 de julio de 2025 a las 08:15

Zapopan bajo el agua: ¡Autos arrastrados!

La furia de la naturaleza se desató sobre el Área Metropolitana de Guadalajara, dejando a su paso un panorama desolador de calles convertidas en ríos, autos arrastrados por la corriente como si fueran juguetes y la tragedia de una vida perdida. Las intensas tormentas que azotaron la región, especialmente en el municipio de Zapopan, han puesto en evidencia la vulnerabilidad de la infraestructura urbana ante la fuerza implacable del agua.

La colonia La Martinica, ubicada en Zapopan, se convirtió en el epicentro del caos. Imaginen la escena: la lluvia torrencial cae sin cesar, el nivel del agua sube rápidamente y las calles, antes transitadas, se transforman en caudalosos ríos improvisados. Decenas de vehículos, estacionados o en movimiento, son arrastrados por la corriente, impactando unos contra otros, girando sin control, un espectáculo aterrador para quienes lo presenciaron. Familias atrapadas en sus hogares, con el agua invadiendo sus viviendas, observando con impotencia cómo sus pertenencias son devoradas por la inundación. El miedo, la incertidumbre, la desesperación, se apoderan de los habitantes de La Martinica.

Pero la devastación no se limitó a esta colonia. El sur de Zapopan también sufrió los embates del temporal. La zona de Tabachines y las inmediaciones del Bosque de Los Colomos, un pulmón verde de la ciudad, se vieron sumergidas bajo el agua. La belleza natural del bosque contrastaba con la crudeza de la situación, un recordatorio de que la naturaleza, en su esplendor, también puede ser implacable.

La Unidad Municipal de Protección Civil y Bomberos de Zapopan, con sus recursos al límite, se desplegó por las zonas afectadas, priorizando la atención en La Martinica. Los rescatistas trabajaron incansablemente, brindando atención médica a los afectados, evaluando los daños y rescatando a personas atrapadas. Una labor heroica en medio del caos.

La situación se agravó en puntos clave de la ciudad. Pasos a desnivel, como los de Plaza del Sol y Avenida Patria, vías cruciales para el tránsito vehicular, se convirtieron en trampas mortales. Las inundaciones alcanzaron hasta un metro de altura, según testigos presenciales, impidiendo el paso de vehículos y obligando a las autoridades a cerrar la circulación. La ciudad, paralizada por la fuerza del agua.

Y en medio de este panorama desolador, la tragedia golpeó con fuerza. Un menor perdió la vida debido a la caída de una barda en una bodega. Una vida segada por la furia de la naturaleza, un recordatorio doloroso de la fragilidad humana ante la fuerza de los elementos.

Las preguntas surgen inevitablemente. ¿Estaba la ciudad preparada para un evento de esta magnitud? ¿Son suficientes las medidas de prevención ante la temporada de lluvias? ¿Cómo se ayudará a las familias afectadas a reconstruir sus vidas? Estas son las interrogantes que quedan en el aire, mientras la ciudad se enfrenta a las consecuencias de una tormenta que ha dejado una huella imborrable en la memoria colectiva. La reconstrucción será larga y ardua, pero la solidaridad de los jaliscienses, demostrada en otras ocasiones, será fundamental para superar esta difícil prueba.

Fuente: El Heraldo de México