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16 de julio de 2025 a las 05:35

Sobrina y pareja a juicio por el brutal asesinato de Elsa Livier

La traición familiar tiñe de rojo el caso de Elsa Livier “S”, cuyo cuerpo sin vida fue hallado en un canal de aguas negras de la colonia Romita en Cuautitlán, Estado de México. La sospecha, como una sombra siniestra, recae sobre su propia sobrina, Dayra Abril “N”, y la pareja sentimental de ésta, Moisés “N”. Un drama familiar que escaló a la tragedia, impulsado, al parecer, por la avaricia y el brillo engañoso de unas joyas valuadas en 81,804 pesos. Imaginen la escena: una mujer de 53 años, confiada en el seno de su hogar, compartiendo su vida con su sobrina. De pronto, la traición. El descubrimiento del robo, la confrontación, la amenaza de denuncia… y el silencio impuesto brutalmente. Un silencio que resonó en la angustia de su ausencia desde el 5 de junio, hasta el macabro hallazgo del 10 de julio.

Las piezas del rompecabezas, cuidadosamente ensambladas por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), dibujan un escenario escalofriante. Las cámaras de seguridad, testigos mudos del horror, captaron a la pareja entrando a la casa de Elsa con maletas vacías y saliendo con ellas cargadas. Un peso sospechoso, un bulto inerte que contenía, presuntamente, los restos de la víctima. La frialdad del cálculo, la premeditación del acto, se suman a la crueldad del parentesco. Dayra, quien compartía el techo con Elsa, tenía acceso a sus pertenencias, a su confianza. Se perfila como la mente maestra, la instigadora de este acto atroz. Moisés, por su parte, habría sido el brazo ejecutor, el encargado de hacer desaparecer el cuerpo, de intentar borrar las huellas de un crimen que, sin embargo, dejó profundas marcas en la comunidad.

La prisión preventiva justificada dictada por el juez de control los mantiene tras las rejas, en los Centros Penitenciarios y de Reinserción Social de Tlalnepantla y Cuautitlán, respectivamente. Dos meses para el cierre de la investigación complementaria, dos meses para que la justicia siga su curso, mientras la familia de Elsa lidia con el dolor de la pérdida y la desgarradora traición. El abogado de la familia, con la voz quebrada por la conmoción, describe el agravante de la relación familiar: "Muy sensibles, por el acto y desafortunadamente, es un hecho que es un agravante el que sea un familiar, quien haya cometido el hecho”.

Este caso, lamentablemente, no es un hecho aislado. El Estado de México se encuentra sumido en una profunda crisis de feminicidios, una herida abierta que sangra con cada nueva víctima. 28 feminicidios registrados entre enero y mayo de 2025, una cifra que coloca a la entidad a la cabeza de este terrible ranking a nivel nacional. La historia de Elsa Livier “S” es un grito desesperado que exige justicia, un llamado a la reflexión sobre la violencia de género que azota a nuestra sociedad. La Fiscalía continúa recabando pruebas, buscando testimonios, desentrañando los detalles de este feminicidio que ha conmocionado a la opinión pública. La justicia, aunque lenta, debe ser implacable. Y la sociedad, en su conjunto, debe alzar la voz para exigir un alto a la violencia, para que ninguna mujer más sea víctima de la barbarie. Si usted tiene información que pueda ayudar a esclarecer este u otros casos, no dude en denunciar. El silencio es cómplice. La justicia, una necesidad urgente.

Fuente: El Heraldo de México