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16 de julio de 2025 a las 23:00
Mamá, ¡déjanos entrar! ☔️
La indignación recorre las redes sociales y se extiende como la lluvia que empapó a dos pequeñas niñas y a su fiel compañero canino en el fraccionamiento El Campanario de Veracruz. Un video, testimonio crudo de la desgarradora escena, muestra a las menores suplicando entre lágrimas a su madre para que las deje entrar a su hogar, mientras la lluvia cae implacable. La voz entrecortada de una de las niñas, repitiendo una y otra vez "voy a enfermarme", se clava como un puñal en la conciencia colectiva.
El desamparo de las pequeñas, expuestas a la intemperie y a la oscuridad de la noche, contrasta con la aparente indiferencia de la madre, quien permanece impasible ante los ruegos de sus hijas. La escena, grabada por un vecino anónimo, ha desatado una ola de repudio y preocupación por el bienestar de las menores. Según testimonios de quienes residen en la zona, este no sería un hecho aislado. La madre y su pareja sentimental son señalados por un patrón de comportamiento agresivo, no solo hacia las niñas, sino también hacia el perro husky que comparte su desventura.
La imagen del animal, fiel compañero en la adversidad, acurrucado junto a las niñas bajo la lluvia, añade una capa de tristeza a la ya de por sí conmovedora situación. Trascendió que, posteriormente al incidente captado en video, el hombre fue visto agrediendo al perro con un palo. Afortunadamente, la mascota pudo ser rescatada y puesta a salvo, aunque su destino final, al igual que el de las niñas, permanece incierto.
Las autoridades correspondientes, instadas por la presión social generada en redes sociales, deben tomar cartas en el asunto y asegurar la protección de estas menores. Es imperativo que se realice una investigación exhaustiva que esclarezca los hechos y determine las medidas necesarias para garantizar el bienestar de las niñas. No podemos permitir que la indiferencia y la crueldad se impongan. La infancia debe ser protegida, y la voz de estas pequeñas, que clama en medio de la tormenta, debe ser escuchada.
Este caso pone de manifiesto la importancia de la denuncia ciudadana y la vigilancia comunitaria para prevenir y erradicar el maltrato infantil. No podemos ser cómplices silenciosos del sufrimiento de los más vulnerables. Es responsabilidad de todos velar por su seguridad y bienestar. El futuro de estas niñas, y de tantos otros niños que viven situaciones similares, depende de nuestra capacidad de empatía y de nuestra determinación para actuar. Que este lamentable episodio sirva como un llamado a la reflexión y a la acción. La indiferencia no es una opción.
Fuente: El Heraldo de México