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16 de julio de 2025 a las 05:05
Estudiante de la UdeG, encontrado tras meses desaparecido
La angustia que por meses oprimió el pecho de la familia de Jesús Bryan Huidor, estudiante de preparatoria de la Universidad de Guadalajara, finalmente se ha disipado. Tras una intensa búsqueda que mantuvo en vilo a la comunidad universitaria y a la sociedad jalisciense, el joven ha sido localizado con vida y en aparente buen estado de salud. La noticia, confirmada por la Fiscalía General de Justicia del Estado de Jalisco (FGE), trae un respiro de alivio en medio de la creciente preocupación por las desapariciones en el estado.
El comunicado oficial, escueto pero esperanzador, indica que Jesús Bryan, reportado como desaparecido desde abril del presente año, fue encontrado gracias a las "acciones permanentes" de la Vicefiscalía en Personas Desaparecidas. Si bien la noticia de su hallazgo es motivo de celebración, la falta de detalles sobre las circunstancias de su desaparición deja un manto de incertidumbre. ¿Fue víctima de algún delito? ¿Dónde estuvo durante estos tres meses? ¿Qué lo llevó a alejarse de su familia y de sus estudios? Las preguntas se acumulan, mientras las autoridades, escudándose en los protocolos de protección a menores, mantienen la información bajo reserva.
Este hermetismo, aunque comprensible desde el punto de vista legal, alimenta las especulaciones y la ansiedad. La comunidad universitaria, que se movilizó activamente para exigir su localización, ahora clama por transparencia. La Universidad de Guadalajara, que se pronunció en repetidas ocasiones pidiendo el esclarecimiento del caso, reitera su compromiso con la seguridad de sus estudiantes y exige respuestas. La sociedad jalisciense, cansada de la violencia y la impunidad, se une al clamor por justicia y verdad.
La localización de Jesús Bryan, si bien es una victoria, no debe opacar la realidad que se vive en Jalisco. La sombra de la inseguridad sigue acechando a los jóvenes, como lo demuestra la desaparición de Édgar Axel Ríos Urzua, otro estudiante de la misma preparatoria, cuya búsqueda continúa. El caso de Miguel Ángel, compañero de ambos, localizado previamente, recuerda la vulnerabilidad de los estudiantes y la urgencia de implementar medidas efectivas para garantizar su seguridad.
La reintegración de Jesús Bryan a su familia es un final feliz en una historia llena de angustia. Sin embargo, la lucha por la seguridad y la justicia no termina aquí. La exigencia de esclarecer las circunstancias de su desaparición y la búsqueda de Édgar Axel son prioridades que no podemos olvidar. La comunidad universitaria, las familias y la sociedad en su conjunto deben mantenerse unidas para exigir respuestas y construir un entorno seguro para todos los jóvenes. La esperanza de encontrar a Édgar Axel con vida se mantiene viva, y la lucha por la verdad y la justicia continuará hasta que todos los desaparecidos regresen a casa. La solidaridad y la perseverancia son las armas más poderosas en esta batalla contra la indiferencia y la impunidad.
Fuente: El Heraldo de México