
15 de julio de 2025 a las 07:35
Virus australiano sin cura amenaza a humanos
Australia se encuentra en alerta tras la trágica muerte de un hombre de cincuenta años a causa del lyssavirus, un virus transmitido por murciélagos y similar a la rabia. Este caso, ocurrido tras una hospitalización de tan solo una semana, enciende las alarmas sobre la peligrosidad de este patógeno poco conocido y para el cual, lamentablemente, no existe cura. La víctima, cuyo nombre se mantiene en reserva por respeto a la familia, ingresó al hospital en estado crítico, marcando un desenlace fatal que nos recuerda la importancia de la prevención y la vigilancia ante la fauna australiana.
El lyssavirus, identificado por primera vez hace casi tres décadas, se transmite a través del contacto directo con la saliva de un murciélago infectado. Esto puede ocurrir por mordedura, arañazo o incluso por el simple contacto de la saliva del animal con una herida abierta o las mucosas, como los ojos o la boca. Imaginen la fragilidad de nuestra salud ante un enemigo invisible que puede acechar en la sombra de la noche.
A diferencia de la rabia, que puede transmitirse a través de diferentes especies animales, el lyssavirus australiano, como su nombre lo indica, se encuentra exclusivamente en Australia. Este hecho resalta la singularidad de la fauna australiana y la necesidad de tomar precauciones específicas al visitar o residir en este país.
La dificultad para detectar el lyssavirus radica en su largo periodo de incubación. Un murciélago infectado puede ser contagioso hasta 15 días antes de mostrar síntomas y continúa siéndolo hasta su muerte. En humanos, los primeros síntomas, similares a los de una gripe común –fiebre, fatiga y dolor de cabeza–, pueden aparecer días, meses o incluso años después de la infección. Esta incertidumbre dificulta el diagnóstico temprano y, por ende, el tratamiento oportuno.
Ante este escenario, las autoridades australianas han emitido una serie de recomendaciones para la población, tanto residentes como turistas. La principal es evitar cualquier tipo de contacto con murciélagos, ya sean vivos o muertos. En caso de un encuentro accidental, se debe lavar inmediatamente la zona afectada con abundante agua y jabón durante al menos 15 minutos, aplicar un antiséptico virucida y acudir al médico lo antes posible. Estas medidas, aunque sencillas, pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Este caso nos recuerda la importancia de respetar la vida silvestre y mantener una distancia prudente con los animales, especialmente aquellos que pueden ser portadores de enfermedades desconocidas. La naturaleza, en su inmensa belleza y diversidad, también alberga peligros que debemos conocer y respetar. La prevención y la información son nuestras mejores armas para protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Mantengámonos alerta y sigamos las recomendaciones de las autoridades para disfrutar de la naturaleza de forma segura y responsable. Recordemos que la salud es un tesoro invaluable y que protegerla es nuestra responsabilidad.
El lyssavirus, aunque poco frecuente, es una amenaza real que debemos tomar en serio. Este trágico suceso nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con el entorno y la importancia de la investigación científica para comprender y combatir enfermedades emergentes. La inversión en salud pública y la divulgación de información precisa son fundamentales para proteger a la población y prevenir futuras tragedias. No bajemos la guardia y continuemos aprendiendo sobre los riesgos que nos rodean para vivir una vida plena y saludable.
Fuente: El Heraldo de México