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15 de julio de 2025 a las 09:15
Salud de calidad, precio justo.
La creciente inflación médica en México, proyectada entre un 14.5% y 14.9% para 2025, nos coloca frente a un panorama complejo y preocupante. Imaginen: mientras la inflación general se mantiene alrededor del 4%, los costos de servicios médicos en el sector privado se disparan a un ritmo casi cuatro veces mayor. Esto significa que consultas, hospitalizaciones, estudios y tratamientos se vuelven cada vez más inaccesibles para la mayoría de la población. ¿Las consecuencias? Un impacto directo en la salud y el bienestar de millones de mexicanos.
Este incremento desproporcionado no surge de la nada. Diversos factores contribuyen a esta preocupante realidad. Por un lado, la incorporación de tecnología médica de vanguardia, si bien representa un avance en términos de diagnóstico y tratamiento, implica una inversión considerable que se traslada al paciente. Por otro, el aumento en los precios de los medicamentos, a menudo influenciado por las dinámicas del mercado farmacéutico internacional, añade otra capa de complejidad al problema. A esto se suma la saturación del sistema público de salud, que se ve rebasado por la alta demanda, en gran parte producto de las profundas desigualdades socioeconómicas y los determinantes sociales de la salud que afectan a nuestro país.
Las cifras son contundentes y alarmantes. Al cierre de 2024, apenas un 10% de la población, 14.32 millones de personas, contaban con un seguro de gastos médicos mayores. Es decir, 9 de cada 10 mexicanos se encuentran desprotegidos ante eventualidades médicas de alto costo. Y la situación se agrava aún más si consideramos que aproximadamente el 54% de la población recurre a servicios médicos privados. Para quienes no cuentan con seguridad social, el gasto anual en atención privada puede alcanzar la exorbitante cifra de $462,000. ¿Cómo pueden las familias mexicanas afrontar semejante carga financiera?
Ante este escenario desalentador, la Atención Médica Basada en el Valor (VBC, por sus siglas en inglés) emerge como una luz de esperanza. Este modelo innovador propone un cambio de paradigma, priorizando la calidad sobre la cantidad. Se centra en recompensar a los proveedores de salud por los resultados clínicos obtenidos, la satisfacción del paciente y la eficiencia en el uso de los recursos. En otras palabras, se busca optimizar la atención médica, garantizando la mejor calidad al menor costo posible.
La implementación de la VBC en México requiere de estrategias bien definidas y un compromiso conjunto de todos los actores involucrados. Las asociaciones público-privadas para la gestión poblacional, por ejemplo, podrían ser una herramienta eficaz. Imaginen la posibilidad de adjudicar regiones o enfermedades específicas a operadores privados con experiencia y capacidad tecnológica, bajo la supervisión del Estado. Esto permitiría una gestión más eficiente y focalizada de los recursos, mejorando la atención a nivel regional.
El rol del Estado como regulador de la calidad también es fundamental. A través de indicadores clínicos de desempeño y de satisfacción del paciente, se podría identificar a los proveedores de salud con mejores resultados, promoviendo la excelencia y reduciendo la variabilidad en los costos. Imaginen un sistema donde la calidad de la atención médica esté respaldada por datos concretos y transparentes.
Finalmente, la reforma del mercado de seguros de salud es crucial. Unificar los seguros privados en una sola póliza que cubra tanto gastos médicos menores como mayores simplificaría el acceso y garantizaría una cobertura más integral para la población.
Si bien los desafíos son considerables, México cuenta con el potencial necesario para transformar su sistema de salud. Tenemos los recursos humanos, la tecnología y la capacidad política para lograrlo. Aprovechar el crecimiento del sector privado y fortalecer su articulación con el sector público nos permitirá construir un sistema de salud más justo, equitativo y accesible para todos los mexicanos, un sistema que priorice la calidad, la eficiencia y el bienestar integral.
Fuente: El Heraldo de México