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15 de julio de 2025 a las 09:40

Protege tus datos: Guía fácil

El caso de la diputada "Dato Protegido" ha desatado una tormenta de controversia en el panorama político nacional. Más allá de la anécdota, este episodio revela una preocupante tendencia autoritaria que se cierne sobre la libertad de expresión y el derecho a la crítica ciudadana. La legisladora, amparada en su posición de poder y en una interpretación sesgada de la ley, ha logrado silenciar a una ciudadana que simplemente cuestionó un posible caso de nepotismo. La desproporcionada respuesta, que incluye una disculpa pública forzada y humillante, sienta un precedente peligroso y envía un mensaje escalofriante a la sociedad: callar o atenerse a las consecuencias.

La ironía del asunto es que, al intentar proteger su imagen, la diputada "Dato Protegido" ha conseguido precisamente lo contrario. Su nombre, antes desconocido para la mayoría, ahora resuena en todos los rincones del país, asociado a la prepotencia y al abuso de poder. La "violencia simbólica, psicológica, por interpósita persona, digital, mediática y análoga, así como de discriminación, basado en estereotipos de género", que denuncia con tanta vehemencia, parece ser el arma que ella misma utiliza para acallar las voces disidentes.

¿Es este el tipo de política que queremos? ¿Una política donde el cuestionamiento es castigado y el poder se utiliza para silenciar a la ciudadanía? El caso de "Dato Protegido" no es un hecho aislado, sino un síntoma de una enfermedad más profunda que corroe las bases de nuestra democracia. La arrogancia con la que se maneja esta diputada, su desprecio por la opinión pública y su afán de venganza, son rasgos que, lamentablemente, vemos replicarse en otros actores políticos.

La ciudadanía debe estar alerta y no permitir que este tipo de prácticas se normalicen. El derecho a la crítica, a la fiscalización y al escrutinio público son pilares fundamentales de una sociedad democrática. Silenciar estas voces es silenciar la democracia misma. Más allá del folclore y la grotesca puesta en escena de este personaje, se esconde una realidad alarmante que debemos confrontar.

Mientras la diputada "Dato Protegido" celebra su "victoria" y se regodea en el poder que le otorga su cargo, la sociedad observa con inquietud el rumbo que está tomando la política nacional. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuántas voces más serán silenciadas antes de que reaccionemos? El futuro de nuestra democracia depende de la respuesta que demos a esta pregunta. El silencio cómplice nos convierte en corresponsables de este desmantelamiento de las libertades fundamentales. La indignación que hoy sentimos debe transformarse en acción para defender el derecho a la libre expresión y exigir rendición de cuentas a quienes abusan del poder. No podemos permitir que el miedo nos paralice. El futuro de México está en juego.

Fuente: El Heraldo de México