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15 de julio de 2025 a las 17:35

Justicia para Carla y su hija: El feminicidio que Jalisco silencia

La indignación y el dolor se entrelazan en la colonia Balcones de Oblatos. El eco del disparo que arrebató la vida a Carla Bañuelos, de tan solo 28 años, aún resuena en las calles, silenciadas ahora por el miedo. Sus familiares, con el corazón destrozado, claman justicia, no solo por la captura del asesino, sino también por el cese del cruel linchamiento virtual que Carla sufre en redes sociales. Se la acusa de provocar su propia muerte, de haber golpeado la camioneta del hombre que segundos después le arrebataría la vida. Un intento vil de justificar lo injustificable, de culpar a la víctima y eximir al verdugo. ¿Acaso un golpe a un vehículo, por más enérgico que sea, justifica una respuesta tan brutal como un disparo mortal?

El temor se ha apoderado del vecindario. Las miradas esquivas y los silencios incómodos revelan el pánico que infunde el presunto feminicida. Se rumorea su vinculación con grupos delictivos, una sombra ominosa que se extiende también sobre su familia. Testimonios a media voz, susurrados con temor, dibujan la imagen de un hombre peligroso, capaz de sembrar el terror con impunidad. ¿Hasta cuándo el miedo amordazará a una comunidad entera? ¿Hasta cuándo la justicia se verá eclipsada por la amenaza?

Un detalle desgarrador añade aún más dramatismo a esta tragedia: la hija de Carla, una niña de apenas 12 años, presenció el horror. Sus ojos infantiles contemplaron la brutalidad del crimen, una imagen que, sin duda, la marcará para siempre. Ahora, sumida en un shock profundo, la pequeña recibe atención psicológica, un bálsamo para una herida que probablemente nunca cicatrizará del todo. ¿Cómo explicar a una niña la sinrazón de la violencia? ¿Cómo reconstruir su mundo, destrozado en mil pedazos?

Amigos y familiares de Carla desmienten categóricamente cualquier relación sentimental con el agresor. Aseguran que era él quien la acosaba, quien insistía en un vínculo que ella rechazaba, consciente del peligro que representaba. Las redes sociales, convertidas en un tribunal despiadado, ignoran estos testimonios y perpetúan la revictimización. ¿Cuándo dejaremos de juzgar a las víctimas y de buscar justificaciones para la violencia machista? ¿Cuándo entenderemos que la culpa nunca es de la mujer asesinada?

La Fiscalía de Jalisco, en una carrera contra el tiempo, ha localizado la camioneta del presunto asesino. El fusil utilizado, un arma de alto calibre, no deja lugar a dudas sobre la premeditación del crimen. El gobernador, Pablo Lemus, asegura estar cerca de la captura, una promesa que alienta la esperanza de justicia, aunque la herida abierta en la comunidad tardará mucho en sanar. ¿Será suficiente la captura del asesino para devolver la tranquilidad a Balcones de Oblatos? ¿Se hará justicia para Carla y para todas las mujeres víctimas de la violencia machista?

Mientras tanto, la memoria de Carla permanece viva en el recuerdo de quienes la amaron. Su sonrisa, su alegría, su valentía, eclipsan la oscuridad del crimen. La lucha por la justicia continúa, no solo para Carla, sino para todas las mujeres que viven bajo la sombra del miedo. Que su caso no sea uno más en la larga lista de feminicidios impunes. Que su nombre se convierta en un grito de guerra contra la violencia de género. Que su historia nos impulse a construir un mundo donde las mujeres puedan vivir libres y seguras.

Fuente: El Heraldo de México