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15 de julio de 2025 a las 19:35

Jitomate mexicano: imparable ante aranceles.

La sombra del proteccionismo vuelve a cernirse sobre el jugoso y rojo corazón de la agricultura mexicana. El tomate, ese fruto indispensable en la cocina de millones, se encuentra en el centro de una nueva disputa comercial entre México y Estados Unidos. Un arancel del 17.09%, impuesto por la administración estadounidense, amenaza con añadir un sabor amargo a la ya compleja relación bilateral. Sin embargo, desde Sinaloa, tierra fértil donde el tomate se cultiva con la misma pasión que se le imprime al arte, llega un mensaje de resistencia. Mario Haroldo Robles, Director de la Comisión para la Investigación y Defensa de las Hortalizas de Sinaloa, asegura con firmeza que este obstáculo no detendrá el flujo del preciado fruto hacia el norte.

Robles, con la convicción que le otorga la experiencia de años defendiendo los intereses de los productores sinaloenses, confía en la fidelidad del consumidor estadounidense. "Mientras el paladar norteamericano siga prefiriendo el sabor inconfundible de nuestro tomate, seguiremos cruzando la frontera", afirma. Y es que, a pesar del incremento en el precio final que este arancel pueda provocar, la calidad y el sabor del tomate mexicano se han ganado un lugar privilegiado en las mesas de Estados Unidos. Una preferencia forjada a lo largo de años de trabajo arduo y un compromiso inquebrantable con la excelencia.

La preocupación, sin embargo, no está ausente. El fantasma de la reducción del hectariaje, estimado entre un 10% y un 12% para la temporada otoño-invierno, se cierne sobre los campos sinaloenses. Esta disminución, como una piedra lanzada a un estanque tranquilo, generará ondas que impactarán directamente en el empleo de miles de jornaleros, el músculo y el sudor que hacen posible la cosecha. Se estima que entre 30,000 y 40,000 familias podrían verse afectadas, una cifra que nos recuerda la dimensión humana que se esconde detrás de las frías cifras de las estadísticas.

Robles no duda en señalar la injusticia de esta medida. Apunta a la "soberbia" y al "poder político" de los productores estadounidenses como las verdaderas razones detrás del arancel. Una lucha desigual, donde los pequeños productores mexicanos se enfrentan a gigantes amparados por la influencia y el proteccionismo. Una historia que, lamentablemente, se repite con demasiada frecuencia.

La historia del tomate mexicano y su travesía hacia Estados Unidos es una saga de resiliencia. Desde 1996, los productores de Florida, incapaces de competir con la calidad y el precio del tomate mexicano, han interpuesto quejas y presiones. Sin embargo, la industria tomatera mexicana, como un roble ante la tormenta, ha resistido embate tras embate, demostrando su capacidad de adaptación y su compromiso con el mercado norteamericano.

A pesar de las dificultades, el optimismo prevalece. La confianza en la calidad del producto y en la preferencia del consumidor se erigen como los pilares de la resistencia. La lucha por el tomate, más allá de una simple disputa comercial, se convierte en un símbolo de la perseverancia del productor mexicano, un testimonio de su capacidad para superar las adversidades y seguir llevando a las mesas del mundo el sabor inconfundible de la tierra. El futuro, sin duda, traerá nuevos desafíos, pero la historia nos enseña que el tomate mexicano, como su gente, está hecho para resistir.

Fuente: El Heraldo de México