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15 de julio de 2025 a las 09:45

Encuentra tu voz: El poder de un vocero

La encrucijada comunicacional de Claudia Sheinbaum se agudiza. Heredera de un estilo político singular, la "mañanera", se enfrenta a un escenario donde la réplica simple y directa, tan efectiva para Andrés Manuel López Obrador, se torna un arma de doble filo. El reciente choque con Jeffrey Lichtman, abogado de Ovidio Guzmán, lo ilustra a la perfección. Mientras López Obrador navegaba con destreza las aguas turbulentas de la opinión pública, incluso contradiciéndose o exagerando sin perder el apoyo de su base, Sheinbaum se encuentra en una posición más vulnerable. Su formación, posiblemente más académica y apegada a la realidad, la limita en ese juego de la retórica política donde la verdad a veces se difumina en aras de la persuasión. La imagen de AMLO, forjada en el crisol de la controversia, parecía inmune al desgaste. Sheinbaum, en cambio, se expone a un escrutinio implacable con cada declaración, cada gesto, cada silencio.

La "mañanera," concebida como una herramienta de transparencia y contacto directo con la ciudadanía, se transforma en un campo minado. Dos horas diarias de exposición mediática, respondiendo preguntas, a menudo previsibles, generan un desgaste inevitable. La espontaneidad, tan valorada en la comunicación política, se convierte en un riesgo. Cualquier desliz, cualquier imprecisión, es amplificada y diseccionada hasta la saciedad. La presión constante la obliga a caminar por la cuerda floja de la corrección política, limitando su capacidad de respuesta ante ataques como los de Lichtman.

La solución, quizás, reside en la profesionalización de la comunicación. Un equipo de portavoces, entrenados para lidiar con la prensa y con figuras controvertidas como Lichtman, podría ser la clave. Estos portavoces actuarían como un escudo protector, absorbiendo los golpes y permitiendo a la presidenta mantenerse por encima del fango de la confrontación diaria. Podrían matizar, aclarar, incluso contradecir, sin comprometer directamente la imagen de Sheinbaum.

La demanda contra Lichtman en tribunales mexicanos, si bien comprensible desde una perspectiva legal, se percibe como un gesto débil en el escenario internacional. Carece del impacto mediático necesario para contrarrestar las acusaciones y, paradójicamente, podría reforzar la narrativa de Lichtman. Un equipo de comunicación estratégico hubiera explorado otras vías, quizás más efectivas, para gestionar la crisis.

La estrategia actual de Sheinbaum la expone a una batalla desigual. Enfrentarse directamente a figuras como Lichtman, curtidas en el arte de la manipulación mediática, es un error táctico. Necesita un equipo que no solo informe, sino que también persuada, que construya una narrativa sólida y que proteja su imagen de los embates de la opinión pública. La comunicación política no se trata solo de transparencia, sino también de estrategia. Y en ese terreno, Sheinbaum necesita reforzar sus filas. La presidencia no es un ring de boxeo, y la "mañanera", en su formato actual, la convierte en un blanco fácil.

Fuente: El Heraldo de México