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15 de julio de 2025 a las 17:25

El tomate: ¿Víctima americana?

La sombra del arancel del 17% impuesto por el gobierno de Donald Trump al tomate mexicano se cierne sobre las mesas de los consumidores estadounidenses. Juan Cortina Gallardo, expresidente del Consejo Nacional Agropecuario, ha lanzado una advertencia clara: el bolsillo del consumidor norteamericano sentirá el impacto de esta medida proteccionista. Y es que, según Gallardo, la dependencia de Estados Unidos del tomate mexicano es innegable: el 80% del tomate que se consume en el país proviene de México, una cifra imposible de sustituir a corto plazo por ningún otro proveedor. Este vacío en el mercado inevitablemente se traducirá en un aumento de precios, un golpe directo al consumidor final.

La incógnita reside en la velocidad con la que este incremento se hará notar en los supermercados. Cortina Gallardo, en entrevista para el programa "Noticias de la Mañana" de El Heraldo Televisión, explicó que la complejidad de los contratos de comercialización con Estados Unidos dificulta una predicción exacta. Sin embargo, las estimaciones apuntan a un plazo de entre cuatro y seis meses para que el efecto del arancel se refleje en el precio final del tomate. Un periodo de relativa calma antes de la tormenta que se avecina en los anaqueles.

Más allá del impacto económico, la decisión del gobierno estadounidense se percibe como un movimiento político, una concesión a las presiones del estado de Florida, que lleva años solicitando medidas proteccionistas para su industria tomatera. Para Gallardo, la imposición del arancel carece de fundamento sólido y representa una mala noticia para el sector. Sin embargo, prefiere esta medida a otras restricciones que podrían limitar aún más el volumen de tomate mexicano que ingresa a Estados Unidos. En cualquier escenario, la conclusión es la misma: el consumidor americano terminará pagando la factura.

Mientras tanto, en México, 600 mil personas dependen directa o indirectamente de la producción y distribución del tomate. Si bien Cortina Gallardo reconoce la posibilidad de afectaciones a corto plazo en el territorio mexicano, insiste en que el principal perjudicado será el consumidor estadounidense. La incertidumbre se instala en ambos lados de la frontera, mientras el tomate, un producto tan cotidiano en la mesa, se convierte en el protagonista de una disputa comercial con consecuencias imprevisibles. ¿Será capaz el mercado estadounidense de absorber el impacto del arancel sin trasladar el costo al consumidor? ¿Buscarán los importadores nuevas alternativas de suministro? El futuro del tomate en Estados Unidos se presenta, cuando menos, incierto. Lo que sí es seguro es que esta historia apenas comienza.

La situación plantea una serie de interrogantes. ¿Podrán los productores estadounidenses cubrir la demanda interna? ¿Se buscarán nuevos proveedores en otros países latinoamericanos? ¿Aceptará el consumidor americano pagar un precio mayor por el tomate o buscará alternativas en otros productos? El tiempo y el mercado dictarán la respuesta. Mientras tanto, la tensión en la industria tomatera a ambos lados de la frontera continúa en aumento. La imposición del arancel abre un nuevo capítulo en la compleja relación comercial entre México y Estados Unidos, y el tomate se convierte, una vez más, en un símbolo de la interdependencia económica y las tensiones políticas que caracterizan a ambos países. La pregunta que queda en el aire es: ¿quién pagará realmente el precio de esta decisión?

Fuente: El Heraldo de México