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15 de julio de 2025 a las 03:00

Domina el TDAH: Mitos vs. Realidad

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) no es simplemente una etiqueta, es una realidad que afecta a miles de niños y que, si no se aborda adecuadamente, puede extender sus consecuencias a la adolescencia e incluso la adultez. Mucho se habla de "niños inquietos" o "falta de disciplina", pero detrás de estos juicios superficiales puede esconderse una condición neurológica que requiere comprensión y apoyo. El TDAH no es una elección, es una alteración en la autorregulación cerebral que impacta directamente en la vida de quienes lo viven.

Imaginemos por un momento la frustración de un niño que, a pesar de sus esfuerzos, no logra concentrarse en clase, que se siente constantemente abrumado por estímulos externos, que lucha contra impulsos que parecen escaparse de su control. No se trata de mala voluntad, sino de una dificultad real para procesar la información y regular sus respuestas. Este desafío diario puede afectar su rendimiento académico, generar problemas en sus relaciones interpersonales y minar su autoestima. En un entorno que no comprende sus necesidades, el niño con TDAH puede ser injustamente castigado o etiquetado, agravando aún más su situación.

Afortunadamente, la ciencia y la medicina avanzan en la comprensión y el tratamiento del TDAH. Instituciones como el ISSSTE ofrecen atención integral a través de equipos multidisciplinarios que incluyen paidopsiquiatras, neurólogos, psicólogos y trabajadores sociales. Estos profesionales no solo realizan diagnósticos precisos, sino que también brindan apoyo a las familias, ofreciendo herramientas y estrategias para acompañar a sus hijos en el proceso. La psicoeducación es fundamental para derribar mitos y prejuicios, y para empoderar a las familias a buscar las mejores opciones de tratamiento.

El tratamiento del TDAH puede incluir terapia, medicación o una combinación de ambas, siempre adaptándose a las necesidades individuales de cada paciente. La detección temprana es crucial para minimizar el impacto del trastorno y maximizar las posibilidades de una vida plena. Un niño con TDAH diagnosticado y tratado a tiempo puede aprender a gestionar sus síntomas, desarrollar estrategias de afrontamiento y alcanzar su máximo potencial.

Pero el compromiso no solo recae en los profesionales de la salud. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de crear entornos inclusivos y comprensivos para las personas con TDAH. Informarnos, sensibilizarnos y desestigmatizar esta condición es el primer paso para construir un futuro donde todos los niños tengan la oportunidad de brillar. El TDAH no define a una persona, es solo una parte de ella. Con el apoyo adecuado, estos niños pueden superar los desafíos y construir una vida plena y significativa. El llamado es a la empatía, a la comprensión y a la acción. Juntos podemos marcar la diferencia.

Fuente: El Heraldo de México