Cuernavaca, la ciudad de la eterna primavera, también podría llamarse la ciudad de la eterna incertidumbre electoral. Un escenario político tan cambiante que en los últimos quince años ha visto desfilar por la silla municipal a prácticamente todos los colores: el azul del PAN, el verde del PVEM abrazado al tricolor del PRI, la singularidad del PSD, el guinda de Morena, la independencia sin partido… y de nuevo el PAN, con la peculiaridad de José Luis Urióstegui Salgado, el único en lograr la reelección en este periodo. Este vaivén electoral nos deja una lección fundamental: en Cuernavaca no triunfan las marcas, sino las personas. No basta con el membrete del partido, se necesita un perfil que convenza, que conecte con la ciudadanía, que inspire confianza.

Esto plantea un reto formidable para Morena. Si bien algunas encuestas le otorgan la delantera en intención de voto, esa ventaja se desvanece como un espejismo cuando se vislumbran alianzas opositoras o candidatos con arraigo. El factor humano, el carisma, la trayectoria, se convierten en la clave para descifrar el enigma electoral cuernavacense.

Dentro del tablero morenista, una figura emerge con fuerza: el senador Víctor Mercado Salgado. En los careos, con nombres y apellidos sobre la mesa, Mercado Salgado se perfila como el único aspirante de Morena capaz de superar a sus potenciales rivales: Andrea Gordillo Vega del PAN, Jessica Ortega de Movimiento Ciudadano, Eliasib Polanco Saldívar del PRI… e incluso a un personaje que, más que un activo, parece un lastre para la oposición: Daniel Martínez Terrazas.

El caso de Martínez Terrazas es un ejemplo de libro de texto de cómo no se debe hacer política. Mucho ruido, pocas nueces. Años intentando colarse en la boleta electoral sin construir una base sólida, sin generar un movimiento, sin tejer redes, sin conectar con la ciudadanía. Lejos de sumar, resta. En lugar de fortalecer el bloque opositor, se ha convertido en un adorno incómodo que nadie se atreve a retirar.

Mientras tanto, en el bando morenista, la situación es diametralmente opuesta. Víctor Mercado ha consolidado su posición dentro del partido, erigiéndose como la figura con mayor potencial para competir contra el PAN, el PRI y Movimiento Ciudadano. Las bases morenistas lo ven como la carta ganadora, el único capaz de conquistar la volátil Cuernavaca.

Si Morena aspira a gobernar la capital morelense, no puede permitirse improvisar, ceder a presiones o ignorar la realidad. Cuernavaca se gana con alguien que ya esté en el radar de la ciudadanía, que cuente con estructura, una narrativa convincente y una ruta clara. Y, según el sentir de las bases morenistas, ese alguien es Víctor Mercado.

Desde la trinchera opositora, la pregunta es si lograrán retener el poder o si seguirán permitiendo que Daniel Martínez Terrazas sea el factor que les arrebate la ciudad de la eterna primavera. El tiempo, como siempre, dará la respuesta.

Y en otras noticias, la tensión política en Tabasco alcanza niveles críticos. La orden de aprehensión contra Hernán Bermúdez, exsecretario de Seguridad y hombre de confianza de Adán Augusto López, ha desatado una purga que ha salpicado a más de 200 elementos. José Ramiro López Obrador, hermano del ex presidente, no ha dudado en calificar la situación como "la salida de toda la pudrición", una declaración que apunta más allá de Bermúdez, actualmente buscado por la Interpol por presuntos vínculos con el crimen organizado. La fractura entre Adán Augusto y la familia López Obrador es innegable. Mientras tanto, Javier May, con su bandera de "reconstrucción moral", acelera la reorganización del poder en el estado. Dentro de Morena, las comparaciones entre Bermúdez y Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública Federal, ya son un secreto a voces. ¿Quién será el próximo en caer? La incertidumbre se cierne sobre el panorama político tabasqueño.