
16 de julio de 2025 a las 01:50
Desentrañando el misterio de "Firulais"
En el fascinante mundo de los apodos caninos, "firulais" se alza como una de las expresiones más queridas en México. Recientemente, una teoría viral ha intentado atribuir su origen a la frase en inglés "free of lice" (libre de pulgas), argumentando que se usaba para los perros que cruzaban la frontera entre México y Estados Unidos. Si bien esta historia suena plausible y hasta divertida, la realidad es que probablemente se trate de una etimología popular, una explicación atractiva pero sin base histórica sólida.
Estas etimologías populares, como la de "firulais" o la similar de "pipirisnais" de "people is nice", se propagan rápidamente gracias a las redes sociales, alimentándose de la curiosidad y el deseo de encontrar explicaciones sencillas a lo desconocido. En zonas con fuerte influencia del inglés, ya sea por turismo, migración o medios de comunicación, es comprensible que se atribuyan orígenes anglosajones a palabras cuyo origen es incierto. Sin embargo, la rigurosidad histórica exige un análisis más profundo.
Y es que, según registros históricos, el origen de "firulais" se remonta a la época colonial en Guadalajara, mucho antes de la existencia de Estados Unidos como nación. La historia nos habla de Federico Ochoa, un personaje de la alta sociedad tapatía que, tras dilapidar su fortuna familiar, se dedicó a la vida bohemia y al oficio de payaso. Según el libro "Las Calles de Guadalajara" de Ramiro Villaseñor, el apodo surgió de un encuentro casual con una joven que perseguía a su perro gritando "¡Firulais, ven Firulais!". La escena cómica y el peculiar nombre quedaron grabados en la memoria colectiva, y el apodo "Firulais" empezó a ser utilizado, primero para referirse al payaso y luego, extendiéndose a los perros, especialmente a aquellos con una personalidad juguetona y despreocupada, como un reflejo de la vida disipada del propio Federico.
La popularidad del payaso Firulais fue tal que el apodo se extendió por toda la región Occidente de México, utilizándose tanto para perros como para personas con una actitud relajada ante la vida, aquellos que preferían el ocio al trabajo. Este uso, documentado desde el siglo XVII, desmiente la teoría de la influencia estadounidense, consolidando la historia del payaso tapatío como la explicación más probable del origen de "firulais".
Así, la próxima vez que escuches este entrañable apodo, recuerda que detrás de él se esconde una historia fascinante, un personaje singular y una tradición que ha trascendido el tiempo, recordándonos que, a veces, las explicaciones más sencillas y virales no siempre son las correctas. La riqueza del lenguaje reside en su historia, y en el caso de "firulais", esa historia nos lleva a la Guadalajara colonial, a la vida de un payaso y a la curiosa anécdota que inmortalizó su nombre.
Fuente: El Heraldo de México