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15 de julio de 2025 a las 04:20
Alerta por lluvias en CDMX y Edomex
El implacable monzón mexicano, en conjunción con dos ondas tropicales, ha desatado un verdadero caos en el Valle de México este lunes 14 de julio. La furia de la naturaleza, manifestada en intensas lluvias y granizo, ha puesto en jaque a la infraestructura de la capital y el Estado de México, dejando a su paso un panorama de calles inundadas, transporte público suspendido y la angustia palpable de los ciudadanos afectados.
Desde las primeras horas de la tarde, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRPC) activó la alerta amarilla, un grito de advertencia ante la inminente tempestad. Los vientos arreciaban y las precipitaciones, pronosticadas entre 15 y 29 milímetros, amenazaban con desbordar la capacidad de la ciudad para contenerlas. A pesar de los llamados a la prevención y la limpieza de las calles para evitar el taponamiento de coladeras, la realidad superó las expectativas. La falta de un desazolve adecuado se convirtió en el detonante de una serie de complicaciones que se extendieron como una mancha de aceite por toda la zona metropolitana.
El Estado de México fue uno de los primeros en sentir el embate de la naturaleza. El servicio del Mexibús, vital arteria de transporte para miles de personas, se vio interrumpido en la Línea 4, concretamente en la estación Insurgentes. La inundación en la Avenida Nacional y la México-Pachuca dejó a cientos de usuarios varados, a la deriva en medio del caos. La imagen de la Policía Municipal de Ecatepec auxiliando a los pasajeros atrapados por la crecida del agua es un testimonio de la solidaridad que emerge en momentos de crisis. La improvisación de rutas alternativas, como la UMB Revolución y La Raza Central, se convirtió en la única opción para quienes buscaban llegar a sus destinos.
En Cuautitlán Izcalli, la colonia Rancho San Blas se convirtió en escenario de una tragedia recurrente. Por segunda ocasión, las lluvias torrenciales inundaron las viviendas, con el agua alcanzando niveles superiores a un metro en algunas avenidas. Los vecinos, desesperados, claman por la revisión de las coladeras y una solución definitiva a este problema que los azota periódicamente.
La alcaldía Benito Juárez, en la Ciudad de México, tampoco escapó a la furia del temporal. El Viaducto, punto neurálgico de la capital, se vio nuevamente afectado por encharcamientos e inundaciones, evocando el fantasma de anteriores episodios donde decenas de vehículos quedaron atrapados, sufriendo pérdidas totales. La oportuna intervención de Protección Civil, desplegando equipos en la zona afectada por el granizo y las intensas lluvias, se convirtió en un bálsamo para los conductores en apuros.
El granizo, combinado con las hojas de los árboles arrancadas por el viento, se convirtió en el principal obstáculo para el correcto funcionamiento del sistema de drenaje. Las coladeras, obstruidas por esta mezcla, fueron incapaces de contener la avalancha de agua, provocando su rápido ascenso e ingresando a domicilios y edificios. Afortunadamente, hasta el momento no se reportan daños materiales de consideración.
La amenaza de la suspensión del servicio del Metrobús en el Eje 4 Sur, debido a la afectación de ambos carriles en el paradero, añade un nuevo elemento de preocupación a la ya compleja situación. Los retrasos en la circulación son inevitables, incrementando la incertidumbre y la frustración de quienes dependen del transporte público.
La situación actual nos recuerda la vulnerabilidad de nuestras ciudades ante los embates de la naturaleza. La necesidad de invertir en infraestructura, mejorar los sistemas de drenaje y fomentar una cultura de prevención se vuelve más evidente que nunca. La solidaridad y la capacidad de respuesta de las autoridades y la ciudadanía son, sin duda, las mejores herramientas para afrontar estos desafíos y construir un futuro más resiliente.
Fuente: El Heraldo de México