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14 de julio de 2025 a las 09:45

México se une a la carrera 5G

El avance imparable del 5G a nivel mundial nos pone frente a un espejo, reflejando la disparidad en la adopción de esta tecnología transformadora. Mientras Asia y Europa se consolidan como líderes, con un entramado de redes 5G que impulsa la innovación en diversos sectores, América Latina, en general, se encuentra rezagada. Si bien Brasil y Chile han logrado avances significativos gracias a estrategias claras y licitaciones exitosas, la realidad en otros países de la región es menos alentadora. El caso de México es particularmente preocupante, un ejemplo de cómo la falta de una hoja de ruta definida y la ausencia de políticas públicas coherentes pueden frenar el desarrollo tecnológico y económico de una nación.

La inacción en materia de espectro radioeléctrico, la principal vía para el despliegue de la tecnología 5G, es un lastre que impide a México subirse al tren de la innovación. La banda de 3.5 GHz, crucial para los servicios 5G, permanece en un limbo regulatorio, atrapada entre concesiones preexistentes y procesos de reordenamiento inconclusos. Esta situación, aunada a la subutilización de otras bandas como la 2.5 GHz y la 3.45 GHz, limita a los operadores y les impide ofrecer servicios 5G que exploten todo el potencial de esta tecnología. Lo que hoy se ofrece como “5G” en México es, en muchos casos, una versión mejorada del 4G, una pálida imitación de las verdaderas capacidades de la quinta generación.

Imaginemos las posibilidades: corredores logísticos optimizados en tiempo real, industrias automotrices implementando la fabricación inteligente, clústeres manufactureros interconectados con una precisión milimétrica. Estos escenarios, que podrían ser una realidad en México gracias al 5G, se mantienen como un potencial desaprovechado debido a la falta de una política pública que articule las necesidades del sector productivo con una planificación eficiente del espectro.

La reciente cancelación de la licitación prevista para 2024 no hace más que profundizar la incertidumbre y confirmar el desorden en la política digital del país. Esta decisión, justificada por cambios institucionales y legislativos, nos deja a la deriva en un momento crucial para la transformación digital. Mientras otros países capitalizan los beneficios económicos y sociales del 5G, México se arriesga a quedar marginado, atrapado en una conectividad de segunda categoría.

No se trata simplemente de desplegar 5G, se trata de hacerlo de manera estratégica, con una visión clara y un sentido de urgencia. Necesitamos una hoja de ruta transparente que incluya un calendario de subasta inamovible, tarifas de espectro realistas y acordes al mercado, incentivos a la inversión y la adopción de las mejores prácticas internacionales. El futuro no espera y la inacción tiene un costo.

La pregunta que debemos hacernos no es si vamos a desplegar 5G, sino cuándo, cómo y en qué condiciones. De no actuar con decisión, México corre el riesgo de quedar rezagado en la carrera tecnológica, mientras el mundo avanza a pasos agigantados hacia un futuro hiperconectado. El tiempo se agota y la oportunidad de ser protagonistas de la revolución digital se desvanece con cada día que pasa sin una estrategia clara y contundente.

Fuente: El Heraldo de México