
15 de julio de 2025 a las 02:40
Justicia por mano propia: tragedia en Veracruz
La tranquilidad de Coatepec, Veracruz, se vio brutalmente interrumpida la noche del 13 de julio. Una escena digna de una película de terror se desplegó ante los ojos atónitos de los vecinos de Camino a Las Haciendas: un hombre, identificado como Jared André “N”, alias “La Tinga” o “La Mole”, caminaba tranquilamente por la calle… con una cabeza humana en sus manos. La macabra procesión, bañada por la luz tenue de las farolas, heló la sangre de quienes presenciaron el acto. Según testimonios recogidos en el lugar, “La Mole”, visiblemente intoxicado, repetía una y otra vez la frase “limpié mi vergüenza”, como un mantra perturbador que resonaba en la noche. La imagen, grabada a fuego en la memoria colectiva de la comunidad, ha generado una ola de conmoción e incredulidad.
Lo que parecía un acto de locura indiscriminada, pronto tomó un cariz diferente. Al ser aprehendido por las autoridades –a las cuales se entregó sin oponer resistencia–, Jared André “N” confesó el crimen y reveló la identidad de su víctima: Manuel “N”, alias “El Lyn”, de 62 años. Pero la confesión no se detuvo ahí. "La Mole" relató una historia escalofriante de abuso sexual, engaño y una venganza meticulosamente planeada durante un año.
Según su testimonio, Manuel “N” lo habría drogado y abusado sexualmente en una reunión a la que lo invitó con engaños. Este evento traumático, ocurrido un año antes, se convirtió en el motor de una venganza fría y calculada. Jared André “N” esperó pacientemente el momento oportuno, tejiendo una red de engaños que culminó con el macabro asesinato. Convenció a “El Lyn” de acompañarlo a beber cerca de una bodega local, donde replicó el mismo método que se usó en su contra: drogó a su víctima antes de cercenarle la cabeza.
Este horrendo crimen ha sacudido los cimientos de la comunidad y ha puesto en el ojo del huracán la problemática de la violencia y el abuso sexual. La historia de “La Mole” trasciende el simple acto criminal y nos obliga a reflexionar sobre las profundas cicatrices que el abuso puede dejar en las víctimas, así como la necesidad de contar con redes de apoyo y mecanismos de justicia efectivos.
La investigación, a cargo de la Fiscalía General del Estado de Veracruz, se encuentra en curso, buscando esclarecer todos los detalles de este escabroso suceso. Mientras tanto, la figura de Jared André “N” se debate entre la imagen del victimario y la de una víctima que buscó justicia por mano propia. Un caso complejo que nos interpela como sociedad y nos obliga a cuestionarnos sobre la impunidad, la venganza y las consecuencias devastadoras del abuso.
A la luz de las declaraciones del presunto homicida, se ha revelado que Jared André “N” tiene antecedentes penales en el estado de Quintana Roo. La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo confirmó su captura en dos ocasiones por delitos relacionados con la posesión y venta de estupefacientes. En febrero, fue detenido en Tulum con 22 bolsas de marihuana, y un mes después, en Playa del Carmen, con 271 dosis de estupefacientes y un arma de fuego. En ambos casos, quedó en libertad. Este dato añade otra capa de complejidad al caso y plantea interrogantes sobre la eficacia del sistema judicial y la posibilidad de que una intervención oportuna hubiera podido evitar la tragedia. ¿Fue la falta de justicia lo que empujó a “La Mole” a tomar la ley en sus propias manos? ¿Pudo haberse evitado este desenlace fatal? Estas son algunas de las preguntas que resuenan en la comunidad y que exigen respuestas.
Fuente: El Heraldo de México