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14 de julio de 2025 a las 23:25

Justicia para Carla: El grito desgarrador de un padre

La indignación y el dolor se entrelazan en un nudo que aprieta el pecho ante el brutal feminicidio de Carla, una joven de 28 años cuya vida fue arrebatada a tiros frente a su hogar en la colonia Balcones de Oblatos, Jalisco. El video del crimen, captado por cámaras de seguridad, se ha propagado como una llaga digital, exponiendo la violencia machista en toda su crudeza y desatando una ola de reclamos de justicia que se alza con fuerza desde colectivos feministas y organizaciones de derechos humanos. Más allá del horror del acto en sí, la difusión de las imágenes ha abierto la puerta a una revictimización atroz que, como una segunda herida, laceran la memoria de Carla y el duelo de sus seres queridos. Señalizaciones, juicios de valor y comentarios que pretenden justificar lo injustificable inundan las redes sociales, desviando el foco del verdadero responsable: el agresor.

El clamor por justicia no se limita a la captura y castigo del feminicida, sino que también exige un alto a esta cultura de la revictimización, que perpetúa la violencia y silencia a las víctimas. No se puede tolerar que se cuestione la conducta de Carla, se analicen sus palabras o se especule sobre su vida privada. El único responsable de este crimen es el hombre que apretó el gatillo, el que decidió arrebatarle la vida de una forma tan cruel e inhumana.

El testimonio del padre de Carla, Rafael, desgarra el alma. La impotencia de haber escuchado los disparos, de haber salido corriendo con la esperanza de poder hacer algo, de encontrar a su hija tendida en el asfalto, sin vida… Su dolor es el reflejo del dolor de miles de familias que han perdido a sus hijas, madres, hermanas, a manos de la violencia machista. Su voz, quebrada por la angustia, es un llamado a la conciencia colectiva, una súplica para que se tomen medidas reales y efectivas para erradicar esta plaga que nos azota.

La noche del 12 de julio, Carla estaba compartiendo con amigos frente a su casa. La llegada del agresor, la discusión que se fue tornando violenta, los disparos al aire como una advertencia macabra, y finalmente, los seis tiros que acabaron con su vida… Cada detalle reconstruido a través de las imágenes y el testimonio de su padre dibujan un escenario de terror que nos interpela como sociedad.

Es fundamental recordar que Carla no es un caso aislado. Su historia se suma a la larga lista de mujeres asesinadas por el simple hecho de ser mujeres. La urgencia de actuar es innegable. Se necesitan políticas públicas que protejan a las mujeres, que garanticen su seguridad y que promuevan una cultura de igualdad y respeto. Se necesita también una justicia expedita y eficaz, que no deje impunes estos crímenes y que envíe un mensaje claro de que la violencia contra las mujeres no será tolerada.

La investigación, a cargo de la Unidad Especializada en la Investigación de Feminicidios, se lleva a cabo bajo el protocolo de feminicidio y perspectiva de género. Es imperativo que se agoten todas las líneas de investigación y que se haga justicia para Carla y para todas las víctimas de feminicidio. Pero la justicia no se limita al ámbito legal. La justicia también implica un cambio profundo en nuestra sociedad, un cambio que destierre el machismo y la misoginia, y que construya un futuro donde las mujeres puedan vivir libres y seguras.

El recuerdo de Carla debe ser un impulso para la acción. No podemos permitir que su muerte sea en vano. Debemos alzar la voz, exigir justicia y trabajar por un mundo donde ninguna mujer tenga que temer por su vida.

Fuente: El Heraldo de México