
14 de julio de 2025 a las 09:30
El declive del "Sí, quiero"
La decisión de Jane Austen de dedicarse a la escritura, renunciando a un matrimonio convencional, resuena con fuerza en el siglo XXI. En una época donde la soltería femenina se incrementa y las tasas de natalidad descienden, su ejemplo nos invita a reflexionar sobre las presiones sociales que aún pesan sobre las mujeres. El panorama actual, con un 29.6% de solteros en México según el INEGI (2023), nos muestra una realidad distinta a la del pasado, donde el matrimonio era casi una obligación. Si bien la unión legal sigue siendo la opción mayoritaria (35.9%), el crecimiento de la unión libre (19.1%) y la drástica reducción de la tasa de fecundidad (de 7.3 hijos por mujer en los 60 a 1.6 actualmente, según ENADID 2023) nos hablan de una transformación profunda en la forma en que concebimos las relaciones y la familia.
Es simplista, e incluso peligroso, atribuir la baja natalidad a un supuesto "desamor" por parte de las mujeres. Este tipo de argumentos, cargados de prejuicios, recuerdan a los utilizados en debates como el del aborto, donde se culpabiliza a la mujer sin considerar el contexto, la corresponsabilidad masculina y la falta de políticas de prevención efectivas que involucren a los hombres. La carga de la planificación familiar, con sus efectos secundarios, recae casi exclusivamente en las mujeres, mientras que la participación masculina se limita a un rol secundario, casi invisible. Incluso el lenguaje cotidiano perpetúa esta desigualdad: el término "solterona", con su carga negativa, no tiene un equivalente masculino que estigmatice la soltería en los hombres.
Esta realidad nos enfrenta a una paradoja: la condición femenina, en lugar de ser valorada, parece estar marcada por una serie de "cargas históricas", casi una "maldición". Sin embargo, como señala la psicoterapeuta Harriet Fraad, las mujeres no están renunciando al amor, sino a lo que ella denomina "un mal negocio": la doble jornada laboral, dentro y fuera del hogar. Esta sobrecarga explica, en gran medida, la creciente preferencia por la soltería, un camino que les permite priorizar su desarrollo personal y profesional, siguiendo los pasos de figuras como Jane Austen.
La Dra. Fraad destaca la relación entre las políticas de apoyo a la maternidad y las tasas de natalidad. Países con sistemas de cuidado robustos, como Suecia, Francia, Noruega y Dinamarca, con licencias parentales extensas, licencias de paternidad obligatorias, guarderías públicas y apoyo postparto, muestran una menor disminución en la natalidad. En México, la falta de un sistema nacional de cuidados, dificulta la conciliación entre la vida laboral y familiar, perpetuando la idea de que la maternidad es un obstáculo para el desarrollo profesional de las mujeres.
Si bien la implementación de un sistema nacional de cuidados es crucial, también es necesario impulsar una transformación profunda en el rol masculino. Las mujeres han logrado avances significativos, pero es fundamental que los hombres asuman su parte de responsabilidad en el hogar y en la crianza. Se requiere un cambio cultural que promueva la empatía, la corresponsabilidad y el respeto mutuo. La nueva masculinidad debe estar en sintonía con el cuidado y la protección de la vida, abandonando patrones arcaicos que perpetúan la desigualdad. Solo así podremos construir una sociedad más justa e igualitaria, donde la decisión de ser madre o no, de casarse o permanecer soltera, sea una elección libre y no una imposición social.
POR KARLA DOIG ALVEAR
Fuente: El Heraldo de México