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15 de julio de 2025 a las 01:55
Descubre el microburst: la furia detrás de la lluvia en CDMX
La tarde del 14 de julio nos recordó la fuerza impredecible de la naturaleza. La repentina oscuridad, el granizo y las violentas ráfagas de viento que azotaron el centro de la Ciudad de México son un claro ejemplo de la potencia de las microrráfagas, un fenómeno meteorológico capaz de desatar la furia del cielo en cuestión de segundos. Imaginen una columna de aire, descendiendo con la fuerza de un martillo desde el corazón de una tormenta. Esa es la imagen de una microrráfaga, un fenómeno que, aunque de corta duración, puede alcanzar vientos de hasta 160 kilómetros por hora, ¡la misma intensidad que un tornado! Este descenso violento de aire frío, originado por el granizo que se forma en las capas bajas de la tormenta y enfría el aire circundante, impacta la superficie terrestre con una fuerza descomunal, extendiéndose como una onda expansiva que arrasa con todo a su paso.
Es importante diferenciar entre los dos tipos principales de microrráfagas: las secas y las húmedas. Mientras que las primeras se caracterizan por la ausencia de precipitaciones significativas, las húmedas, como la que vivimos el 14 de julio, vienen acompañadas de lluvias torrenciales y granizo, incrementando el riesgo y la magnitud de los daños. Imaginen la fuerza del viento sumada al impacto del granizo y la inundación repentina. Un escenario que puede convertir calles y avenidas en ríos caudalosos en cuestión de minutos.
La Ciudad de México, con su particular geografía y densidad poblacional, es especialmente vulnerable a los efectos de estos fenómenos. La concentración de edificios, el arbolado urbano y la infraestructura vial pueden verse severamente afectados. Árboles arrancados de raíz, ventanas destrozadas, techos colapsados, cortes de energía eléctrica e inundaciones son solo algunas de las consecuencias que estas microrráfagas pueden desencadenar.
Ante la amenaza de una microrráfaga o cualquier otra tormenta severa, la prevención es nuestra mejor aliada. Mantenerse informado a través de los canales oficiales de comunicación es crucial. Las alertas tempranas emitidas por las autoridades nos permiten tomar las precauciones necesarias y protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Si nos encontramos en casa, debemos alejarnos de puertas y ventanas, buscando refugio en las zonas más seguras del hogar. Si la tormenta nos sorprende en la calle, la prioridad es buscar un lugar seguro donde resguardarnos de inmediato, lejos de árboles, postes de luz y estructuras que puedan colapsar.
La experiencia del 14 de julio nos recuerda la importancia de estar preparados y la necesidad de respetar la fuerza de la naturaleza. Las microrráfagas, aunque impredecibles, son una realidad en nuestra ciudad. Informarse, prevenir y actuar con responsabilidad son las claves para minimizar los riesgos y afrontar estos eventos con mayor seguridad. Recordemos que la seguridad es una tarea de todos.
Fuente: El Heraldo de México