
14 de julio de 2025 a las 09:35
Conviértete en Maestro: ¡México te necesita!
La crisis en la educación mexicana se profundiza, y no solo se trata de la falta de pizarrones o computadoras. La raíz del problema es mucho más preocupante: la vocación docente, ese motor fundamental para el progreso de cualquier nación, se está desvaneciendo. No es solo el eco de la pandemia, sino un malestar más hondo: ser maestro en México ya no es una opción viable.
Las cifras hablan por sí solas. La cantidad de jóvenes que egresan de las escuelas normales ha disminuido drásticamente en los últimos años. Imaginen: una caída de casi un 30% entre 2016 y 2022. De más de 40,000 futuros docentes a poco más de 28,000, según datos oficiales del SNIEEN y la SEP. Esta tendencia a la baja pinta un futuro sombrío para las aulas mexicanas.
Y la situación empeora cuando analizamos las condiciones laborales. Plazas temporales, salarios indignos y una precariedad que desanima a cualquiera. Un maestro de primaria, con la enorme responsabilidad de formar a las futuras generaciones, percibe entre 8,000 y 12,000 pesos mensuales, según el Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla. Incluso, muchos se enfrentan a meses sin cobrar al iniciar sus contratos. Comparemos esto con otras profesiones que requieren un nivel de estudios similar, donde los sueldos oscilan entre 15,000 y 20,000 pesos. La diferencia es abismal y evidencia la devaluación de la profesión docente.
La pandemia agravó la crisis. Más de 275,000 docentes, en todos los niveles educativos, abandonaron el sistema. Jubilaciones, enfermedades, fallecimientos y, sobre todo, renuncias ante la imposibilidad de sostenerse con salarios tan bajos. Si bien se han cubierto algunas vacantes, el déficit persiste, especialmente en zonas rurales e indígenas, donde encontrar un maestro dispuesto a enfrentar estas condiciones puede tomar meses, dejando a comunidades enteras sin acceso a la educación.
El desinterés por la docencia también se refleja en las universidades. Las carreras de educación representan menos del 5% de la matrícula de nuevo ingreso, una cifra que hace dos décadas rondaba el 10%. Los jóvenes, con justa razón, buscan opciones que les ofrezcan un futuro digno y estable, algo que la docencia en México, lamentablemente, no puede garantizar.
La desaparición del INEE en 2019, un organismo autónomo que velaba por la calidad educativa, también ha contribuido a este declive. Al quedar la evaluación bajo el control de la SEP, se perdió la transparencia y la posibilidad de un diagnóstico objetivo de la situación del magisterio.
Ante este panorama desolador, la pregunta es inevitable: ¿quién querría ser maestro en México? Las reformas educativas se han enfocado en la evaluación, dejando de lado las necesidades reales de los docentes. Se exige calidad educativa, pero se ignora que esta solo se alcanza dignificando la labor de quienes enseñan.
Urge un cambio de rumbo. No basta con discursos políticos vacíos. Se necesitan presupuestos adecuados, incentivos reales, formación continua y, sobre todo, certeza laboral. Si no se revierte esta tendencia, la pregunta en el futuro no será cuántos maestros faltan, sino quién quedará para educar a las nuevas generaciones. El futuro de México está en juego.
Fuente: El Heraldo de México