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14 de julio de 2025 a las 09:35
Abraza tu poder: #TiempoDeMujeres
La trata de personas, una lacra que se ceba especialmente en mujeres y niñas, nos obliga a mirarnos en el espejo como sociedad. No podemos seguir ignorando la profunda conexión entre este delito y un sistema que perpetúa la desigualdad de género. El capitalismo y el patriarcado se alían en esta macabra danza, donde los cuerpos de las mujeres se convierten en mercancía, en objetos de intercambio en un mercado globalizado del dolor. El tráfico de armas y el narcotráfico completan este tríptico de la infamia, una muestra descarnada de la podredumbre que anida en nuestro mundo.
Sin embargo, no todo está perdido. La luz se abre paso en la oscuridad gracias al trabajo incansable de organizaciones como el Consejo Ciudadano, que con su informe anual sobre la esclavitud moderna, nos recuerda la magnitud del problema y nos impulsa a la acción. Su labor, junto con la de otras entidades, autoridades y la sociedad civil, construye un ecosistema de prevención y combate que se enfrenta a los retos de nuestro tiempo, como las políticas migratorias restrictivas y la falsa promesa de seguridad en el mundo digital. Estos esfuerzos, si bien esperanzadores, resultan insuficientes sin la participación activa de la ciudadanía. Necesitamos un activismo que nazca en el seno de nuestros hogares, que deconstruya las dinámicas de interacción peligrosas y que nos permita identificar las señales de alerta.
El último reporte del Consejo Ciudadano, que opera la Línea y Chat Nacional contra la Trata de Personas (800 55330 000), revela datos alarmantes: casi el 30% de las mujeres, niñas y adolescentes víctimas de trata fueron captadas por alguien de su entorno familiar. Este dato pone de manifiesto la perversidad del delito, que se infiltra en los espacios más íntimos, aprovechando la confianza y los vínculos afectivos para tejer su red de control. Además, la captación directa y personal en más del 40% de los casos subraya la importancia de la educación y la sensibilización para detectar y prevenir estas situaciones. No podemos olvidar que la cosificación del cuerpo femenino, alimentada por una cultura patriarcal, es el motor que impulsa modalidades de trata como la prostitución ajena o el matrimonio forzoso.
La lucha contra la trata de personas exige un enfoque de género que coloque en el centro las tres autonomías de las mujeres: física, económica y en la toma de decisiones. Este es el mensaje que he defendido en foros internacionales, como los Diálogos Constructivos de la UNODC en Viena y la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en Nueva York. Solo garantizando estas autonomías podremos construir un futuro donde las mujeres y las niñas sean libres de desarrollar su pleno potencial, lejos de las sombras de la explotación y la violencia. El tiempo de las mujeres, el tiempo de las niñas, es ahora. No podemos esperar más.
Es fundamental que cada uno de nosotros asumamos la responsabilidad que nos corresponde. Informarnos, sensibilizarnos y actuar son las claves para erradicar esta lacra. El silencio nos hace cómplices. La indiferencia nos convierte en parte del problema. Debemos romper el círculo de la violencia y la explotación, construyendo un mundo donde la dignidad y la libertad de todas las personas sean una realidad. El Consejo Ciudadano nos brinda las herramientas, la información y el apoyo necesario para sumarnos a esta lucha. No esperemos a que la tragedia toque a nuestra puerta. Actuemos ahora.
Fuente: El Heraldo de México