La tragedia ha golpeado con fuerza al barrio La Tejana, en Chinandega, Nicaragua, dejando a su paso una estela de dolor, indignación e incredulidad. Lo que inicialmente se reportó como un fatal accidente doméstico, la muerte de una pequeña de tan solo 18 meses por una descarga eléctrica al tocar el cable pelado de un ventilador, se ha transformado en un horrendo caso de abuso sexual infantil que ha conmocionado a la comunidad y a las redes sociales. La autopsia realizada por médicos forenses reveló la terrible verdad: la niña, además de sufrir la descarga eléctrica que le provocó un shock cardiogénico, era víctima de constantes abusos sexuales. Este descubrimiento ha desatado una ola de repudio y ha puesto en el ojo del huracán al padre de la menor, Santos Morales Miranda, de 36 años, quien se encontraba a cargo de su cuidado debido a la migración de la madre a Guatemala en busca de mejores oportunidades laborales.

El panorama se torna aún más desolador al conocerse que el presunto agresor vivía solo con la niña, una situación que, lamentablemente, facilitó la perpetración de estos atroces actos. Tras su detención, Morales Miranda confesó a las autoridades policiales haber violado a su hija, un acto de barbarie que ha conmocionado a la sociedad nicaragüense. La noticia ha trascendido las fronteras del barrio La Tejana, generando una profunda consternación en todo el país y resonando con fuerza en las plataformas digitales, donde usuarios expresan su dolor, indignación y exigen justicia para la pequeña víctima.

La investigación policial, que se inició tras el descubrimiento del abuso sexual, ha revelado un prontuario criminal preocupante en la figura de Santos Morales Miranda. No solo confesó el atroz crimen contra su propia hija, sino que además cuenta con antecedentes penales por posesión de drogas, lesiones, robo con intimidación y otras agresiones. Un historial de violencia que dibuja un perfil profundamente perturbador y que plantea interrogantes sobre las circunstancias que permitieron que este individuo tuviera bajo su cuidado a una menor vulnerable.

Según el diario La Lupa, el historial delictivo de Morales Miranda es extenso. El cúmulo de delitos cometidos a lo largo del tiempo revela un patrón de conducta violenta que, trágicamente, culminó con el abuso y la posterior muerte de su hija. Este caso pone de manifiesto la necesidad de fortalecer los mecanismos de protección a la infancia y de asegurar que los menores se encuentren en entornos seguros, libres de violencia y abuso.

A pesar de su prontuario, el pasado 8 de julio de 2024, Morales Miranda logró evadir la justicia tras ser detenido con 3.9 gramos de cocaína y 1,260 córdobas (aproximadamente 6,400 pesos mexicanos). Fue acusado por posesión de estupefacientes en un juzgado local, pero inexplicablemente quedó en libertad. Una falla en el sistema que, a la luz de los acontecimientos posteriores, resulta aún más dolorosa e inaceptable. Ahora, tras la confesión del horrendo crimen contra su hija, Santos Morales Miranda ha sido remitido al Juzgado Distrito Penal Especializado en Violencia de Chinandega Circunscripción Occidental, donde se iniciarán las diligencias judiciales correspondientes. La sociedad nicaragüense espera que se haga justicia y que este caso sirva para impulsar cambios profundos en la protección de la infancia y la prevención de la violencia. La memoria de la pequeña víctima exige que se tomen medidas concretas para que ninguna otra niña o niño sufra un destino similar.