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13 de julio de 2025 a las 23:55
Goku se apodera del asfalto
La indignación inicial se transformó en asombro y, posteriormente, en un debate sobre arte urbano, seguridad vial y la delgada línea entre el vandalismo y la expresión creativa. Todo comenzó con un acto inexplicable: un motociclista, por razones aún desconocidas, arrojó cubetas de pintura amarilla sobre la recién reparada avenida Himno Nacional en Hermosillo, Sonora. La mancha amarilla, un insulto al trabajo de reparación y al paisaje urbano, se convirtió en el lienzo inesperado para un grupo de artistas urbanos. Con una visión que solo la creatividad puede proporcionar, transformaron el acto vandálico en un vibrante homenaje a Dragon Ball. Goku, en pleno Kamehameha, emergió del asfalto, su energía aparentemente contenida en la pintura amarilla, ahora transformada en una explosión de color y nostalgia.
La imagen del icónico personaje de anime, con su característico pelo dorado y su aura de poder, se viralizó rápidamente en redes sociales. Los aplausos y elogios no se hicieron esperar. Muchos celebraron la ingeniosa intervención, destacando la capacidad de los artistas para transformar lo negativo en positivo, el caos en arte. La presencia de un oficial custodiando la obra mientras los artistas trabajaban, sugiere un respaldo, o al menos una tolerancia, por parte de las autoridades locales hacia esta forma de expresión urbana.
Sin embargo, no todos compartieron el entusiasmo. Voces críticas se alzaron, cuestionando la seguridad de la obra. "¿Pintura sobre asfalto? Una trampa mortal para motociclistas", advertían algunos, preocupados por la posible adherencia de las ruedas a la pintura, especialmente en condiciones de lluvia. Otros, más puristas en su definición de arte urbano, señalaron que la obra no calificaba como mural, al no estar plasmada sobre un muro. "Pavimental", propusieron algunos, buscando una categorización más adecuada.
El debate se extiende más allá de la técnica y la terminología. Plantea preguntas fundamentales sobre el uso del espacio público, los límites de la expresión artística y la responsabilidad cívica. ¿Es el asfalto un lienzo válido para el arte? ¿Justifica la belleza de la obra el posible riesgo para la seguridad vial? ¿Debe prevalecer la indignación por el vandalismo inicial o la admiración por la creatividad que surgió de él? La avenida Himno Nacional, en Hermosillo, se ha convertido en un escenario inesperado para una discusión que trasciende el simple homenaje a un personaje de anime. Es un reflejo de las tensiones y contradicciones que acompañan la evolución del arte en el espacio público. Un recordatorio de que, a veces, la belleza puede emerger de los lugares más inesperados y generar las conversaciones más necesarias. El futuro de la obra y el eco del debate permanecen en el aire, tan impredecibles como el acto inicial que lo originó todo.
Fuente: El Heraldo de México