
12 de julio de 2025 a las 13:40
Sobrina codiciosa: el crimen de Elsa
La sombra de la tragedia se cierne sobre la familia Sánchez Víquez, un dolor que golpea dos veces con la misma fuerza. La desaparición de Elsa Elivier, de 53 años, el pasado 6 de junio, mantenía a la familia en vilo, aferrada a la esperanza de encontrarla con vida. Esa esperanza se desvaneció con el hallazgo de su cuerpo dentro de una maleta, sumergida en las frías aguas de un canal. La noticia, por sí sola, devastadoría, se tiñe de un horror aún más profundo al revelarse la presunta responsable: Dayra, la sobrina de Elsa.
El 5 de junio, la ausencia de Elsa se hizo insoportable. La angustia llevó a su hermana a la Fiscalía General del Estado de México (FGEM), donde activó el mecanismo de Alerta Odisea, un rayo de luz en la desesperación, una herramienta para movilizar la búsqueda y traer de vuelta a Elsa. Las horas se convirtieron en días, cada minuto una punzada en el corazón de sus seres queridos.
La investigación, como un minucioso rompecabezas, comenzó a armarse pieza por pieza. Las cámaras de seguridad, ojos silenciosos que todo lo ven, registraron un movimiento sospechoso en la madrugada del 4 de junio. A las 04:15 horas, Dayra y su esposo, Moisés, salían de su casa en la colonia La Romita, municipio de Cuautitlán, cargando una maleta que introdujeron en su automóvil. Una maleta que, según las pesquisas, contenía el cuerpo sin vida de Elsa.
Las imágenes, frías y contundentes, llevaron a los agentes ministeriales a interrogar a Dayra y Moisés. La sospecha se convirtió en certeza, la evidencia era irrefutable. Una orden de detención selló su destino, trasladándolos a la torre II de Juzgados Penales de Cuautitlán, donde esperan la resolución de su situación legal.
El móvil del crimen, según el abogado de la víctima, se teje en una trama de avaricia y traición familiar. Elsa habría descubierto a Dayra robando sus joyas, algunas de las cuales ya habían sido empeñadas. La confrontación, el reclamo por la traición, habría desatado la furia de Dayra, culminando en el asesinato de su tía. Un acto impensable, un golpe devastador para una familia ya de por sí destrozada.
El caso conmociona a la comunidad, un recordatorio brutal de la violencia que se esconde tras las puertas cerradas, incluso en el seno familiar. La imagen de Elsa, una mujer cuya vida fue arrebatada de forma tan cruel, se convierte en un símbolo, un llamado a la reflexión sobre la importancia de la justicia y la necesidad de erradicar la violencia contra las mujeres. La investigación continúa, buscando esclarecer cada detalle de este trágico suceso y brindando un pequeño consuelo a una familia sumida en el dolor. ¿Qué llevó a Dayra a cometer semejante acto? ¿Qué futuro les espera a ella y a su esposo? Preguntas que aún resuenan en el aire, esperando respuestas en el laberinto de la justicia.
Fuente: El Heraldo de México