La tensión se podía cortar con un cuchillo esta mañana en la avenida Quetzalli, esquina con Avenida de Las Torres, en el Barrio Canteros de Chimalhuacán. Un joven, de aproximadamente 28 años, se encontraba encaramado a una torre de alta tensión, amenazando con quitarse la vida. La escena, que paralizó a los vecinos de la zona, se convirtió en una carrera contrarreloj para los valientes elementos de la Dirección de Protección Civil, Bomberos y Servicios de Emergencias del municipio.

Las sirenas rompieron la tensa calma que se había apoderado del lugar. La UF-16, la UF-1 y la ambulancia Alfa 03, con su equipo de paramédicos, llegaron con la urgencia que la situación demandaba. Cada segundo contaba. La vida del joven pendía de un hilo, literalmente.

Mientras los curiosos observaban con el corazón en un puño, los expertos en rescate iniciaron una delicada y compleja labor de convencimiento. No se trataba solo de bajar al joven de la torre; se trataba de rescatarlo de la desesperación que lo había llevado hasta allí. Con paciencia y empatía, los elementos de la corporación entablaron un diálogo con el joven, buscando comprender sus motivos y ofreciéndole una alternativa a la tragedia que se cernía sobre todos.

Palabra a palabra, minuto a minuto, la tensión comenzó a disiparse. El diálogo, esa herramienta tan poderosa, empezó a surtir efecto. El joven, visiblemente afectado, comenzó a responder a las palabras de aliento y esperanza que le ofrecían los rescatistas. Finalmente, en un acto que arrancó suspiros de alivio entre los presentes, el joven accedió a descender.

El descenso fue lento y cuidadoso. Cada paso era una victoria, un paso más cerca de la vida. Al llegar al suelo, el joven fue recibido por los paramédicos, quienes lo atendieron de inmediato. Más allá de las posibles lesiones físicas, la prioridad era atender su salud mental, brindarle el apoyo psicológico necesario para superar el momento crítico que acababa de atravesar.

Este rescate, más allá de ser una muestra de la eficiencia y profesionalismo de los cuerpos de emergencia de Chimalhuacán, es un recordatorio de la importancia de la salud mental. El joven, quien se encontraba bajo los efectos de sustancias psicotrópicas según informaron las autoridades, quedó a disposición de Seguridad Ciudadana y Tránsito Municipal para el seguimiento correspondiente. Este seguimiento es crucial, no como un castigo, sino como una oportunidad para que el joven reciba la ayuda que necesita.

Este incidente nos invita a reflexionar sobre la importancia de tender la mano a quienes nos rodean, a estar atentos a las señales de alerta y a no estigmatizar las enfermedades mentales. La empatía, la comprensión y el acceso a servicios de salud mental son fundamentales para prevenir tragedias como la que estuvo a punto de ocurrir esta mañana en Chimalhuacán. La vida, al final del día, es un tesoro que debemos proteger y cuidar, tanto la propia como la de quienes nos rodean.