
Inicio > Noticias > Historia de México
12 de julio de 2025 a las 09:05
Descubre la magia de Reforma
La majestuosidad del Paseo de la Reforma, concebida como una avenida para el lucimiento de la nobleza porfirista, se ha ido tejiendo a lo largo de los años con la incorporación de monumentos que narran la historia de México, desde sus raíces prehispánicas hasta la época moderna. Cada estatua, cada pedestal, es un testimonio silencioso, un eco del pasado que susurra historias de gloria, de lucha, de ideales y de la construcción de una identidad nacional.
El imponente Cuauhtémoc, último emperador azteca, se yergue como símbolo de resistencia y valentía, recordándonos la tenacidad de un pueblo frente a la adversidad. Su presencia, fruto de la visión de Vicente Riva Palacio y del talento de Miguel Noreña y Gabriel Guerra, consolida el carácter épico del Paseo de la Reforma, convirtiéndolo en un espacio para la reflexión histórica. Imaginemos el bullicio y la expectación que generó su inauguración en 1887, un evento que sin duda marcó un hito en la vida cultural de la ciudad.
Los Indios Verdes, Izcóatl y Ahuízotl, inicialmente concebidos para adornar la entrada de la avenida el 5 de mayo, nos remiten a la grandeza del pasado prehispánico. Su periplo, desde la entrada de la ciudad hasta el Canal de la Viga y finalmente a la carretera México-Laredo, es un reflejo de la compleja relación que México ha mantenido con su historia indígena, una historia que a veces se celebra, a veces se olvida y a veces se reinterpreta.
El Caballito, obra maestra de Manuel Tolsá, es un testigo privilegiado de la transformación de la ciudad. Su traslado en 1979 a la plaza Tolsá, no fue solo un cambio de ubicación, sino un acto simbólico que lo resguardó del deterioro y lo convirtió en un punto de encuentro entre el arte, la historia y la vida cotidiana. Podemos visualizar a Tolsá, meticuloso y apasionado, dando vida a esta magnífica escultura ecuestre, símbolo del poderío español.
Colón, con su imponente figura, marca la llegada de una nueva era, un punto de inflexión en la historia de América. La anécdota de los 20 mil francos, "suma caudalosa" según Salvador Novo, nos revela la importancia que se le daba a embellecer la ciudad y a dotarla de símbolos que representaran el progreso y la modernidad.
Es innegable la riqueza histórica y artística que atesora el Paseo de la Reforma. Sin embargo, la triste realidad es que muchas de estas esculturas, testigos silenciosos de nuestro pasado, se encuentran en un estado deplorable, víctimas del vandalismo y la desidia. La falta de placas de identificación, la corrosión del bronce, las pintadas que profanan la piedra, son una afrenta a la memoria colectiva. ¿Es que acaso hemos olvidado el valor de nuestro patrimonio? ¿Es que no somos capaces de apreciar la grandeza de estos monumentos que nos hablan de quienes somos y de dónde venimos?
Urge una intervención decidida por parte de las autoridades, tanto locales como federales, para restaurar y proteger estas joyas escultóricas. No podemos permitir que el olvido y la indiferencia borren la historia que se narra a lo largo del Paseo de la Reforma. Es nuestro deber, como ciudadanos, exigir la preservación de este legado para las futuras generaciones, para que, como decía Salvador Novo, cada estatua siga contando su historia y guardando el recuerdo de un momento crucial en la vida de México.
Fuente: El Heraldo de México