
12 de julio de 2025 a las 09:10
Alerta: Calor extremo de verano
El calor en Mexicali no es un simple dato meteorológico, es una experiencia vital que marca el ritmo de la ciudad. Desde mediados de junio, con la llegada de la canícula, nos adentramos en un periodo donde el sol se convierte en protagonista absoluto, recordándonos su poderío con temperaturas extremas. La denominación "canícula", un vestigio de la antigua Roma, evoca la aparición de Sirio, la estrella más brillante de la constelación Canis Major, erróneamente asociada en la antigüedad con el incremento del calor. Aunque la ciencia ha desmentido esta conexión astronómica, el nombre persiste como un testimonio de cómo el ser humano ha buscado explicaciones a los fenómenos naturales a lo largo de la historia.
Y este año, la intensidad del calor ha superado todos los pronósticos. Ya hemos batido cinco récords de temperatura, alcanzando la escalofriante cifra de 50.7 grados Celsius el 1 de julio. Lamentablemente, este calor extremo ha cobrado ya tres vidas, una cruda realidad que nos obliga a reflexionar sobre la importancia de la prevención y la adaptación. Para dimensionar la magnitud de estas temperaturas, recordemos que la máxima registrada en el mundo fue de 56.6 grados en el Valle de la Muerte, California, en 1913, y que el año pasado en Mexicali alcanzamos los 52.4 grados. Estamos hablando de cifras que se acercan peligrosamente a límites insoportables para el cuerpo humano.
Ante este panorama, es crucial analizar la forma en que organizamos nuestras actividades, especialmente las laborales. El concepto de estrés térmico cobra vital relevancia: la carga de calor que acumulamos en el cuerpo es resultado de la combinación de la actividad física, el ambiente y la ropa que utilizamos. Si estas condiciones impiden que nuestro organismo regule su temperatura entre los 36 y 38 grados, nuestra salud y rendimiento se ven seriamente comprometidos.
Adaptar nuestros horarios laborales a las condiciones climáticas extremas no es una opción, es una necesidad. Algunas empresas ya están implementando medidas como ajustar sus horarios de atención al público, organizando las tareas para minimizar la exposición al sol durante las horas de mayor intensidad, rotando a los trabajadores y estableciendo pausas regulares para la hidratación. Estas prácticas, que podrían parecer exageradas en otras latitudes, se convierten en esenciales para proteger la salud y la productividad en un entorno como el de Mexicali durante la canícula. Imaginen, a 52 grados, la diferencia entre estar bajo el sol y en un lugar fresco puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. A esa temperatura, el agua, elemento esencial para la vida, está a solo 48 grados de su punto de ebullición. La anécdota de cocinar un huevo en el cofre de un carro, a esas temperaturas, deja de ser un mito para convertirse en una inquietante posibilidad.
Por ello, es fundamental tomar precauciones. La comunicación con nuestros familiares y compañeros de trabajo sobre los riesgos, efectos y medidas preventivas es el primer paso. Mantenerse hidratado, incluso sin sentir sed, es vital, especialmente para los grupos más vulnerables: niñas, niños y adultos mayores, quienes pueden no percibir la deshidratación con la misma claridad. El uso de ropa ligera y protector solar, así como evitar la exposición directa al sol entre las 11:00 y las 17:00 horas, son medidas básicas pero cruciales. Ante cualquier síntoma de golpe de calor, como dolor de cabeza, mareo, sudoración intensa o piel enrojecida, se debe buscar atención médica de inmediato.
Aunque en Mexicali nos enorgullecemos de nuestra resistencia al calor, no debemos subestimarlo. La prevención, el cuidado personal y la creación de más espacios verdes son las claves para afrontar este desafío. Recordemos que el calor extremo no es un juego, es una realidad que exige nuestra atención y responsabilidad.
Fuente: El Heraldo de México