
11 de julio de 2025 a las 09:20
Ovidio: ¿Cantará en EEUU?
La trama se complica. La detención de Ismael "El Mayo" Zambada cerca de El Paso, Texas, el 25 de julio, no fue un simple operativo. Se percibe como el preámbulo de una tormenta política que amenaza con sacudir los cimientos de la 4T. No es una exageración. Las piezas del rompecabezas se están uniendo y el panorama que se dibuja es inquietante.
Ovidio Guzmán López, hijo del "Chapo", se ha convertido en una pieza clave para el gobierno estadounidense. Su cooperación, aportando pruebas que involucran a figuras políticas y empresariales mexicanas, ha sido determinante para que se le retiraran los cargos. No es un simple gesto de buena voluntad. La solidez de las pruebas presentadas, al menos ante los ojos de la justicia norteamericana, lo convierte en un testigo protegido de alto valor.
Y no está solo. Su hermano, Joaquín, según las declaraciones de Zambada, también estaría siguiendo el mismo camino. Emboscado y trasladado a Estados Unidos contra su voluntad, Joaquín también posee información crucial sobre los nexos entre los cárteles y las altas esferas del poder en México.
Estos tres personajes, con su conocimiento profundo de las entrañas del narcotráfico, tienen el potencial de desestabilizar el escenario político nacional. Sus palabras pueden ser misiles dirigidos a las figuras más prominentes del país.
La reacción del gobierno mexicano, en voz de la presidenta Sheinbaum, ha sido pedir "pruebas" ante cualquier señalamiento de Ovidio Guzmán. Si bien en principio parece una postura lógica, la realidad es mucho más compleja. Las pruebas ya están en manos de las autoridades estadounidenses. Ese es el motivo real por el cual se le retiraron los cargos a Guzmán López. No se trata de un acto de fe, sino de un intercambio. Información a cambio de libertad.
Y aquí surge la verdadera problemática: la desconfianza. Estados Unidos no confía en el gobierno mexicano, y mucho menos en AMLO. La detención de "El Mayo" Zambada es una prueba contundente. La falta de información compartida, el comunicado de la Casa Blanca en febrero pasado sobre la "alianza intolerable" entre los cárteles y el gobierno mexicano, las declaraciones de Donald Trump y Marco Rubio sobre la influencia del narcotráfico en México… Todo apunta a una profunda desconfianza.
En este contexto, ¿qué garantías existen de que Estados Unidos comparta las pruebas que Ovidio Guzmán pueda aportar? ¿Qué mecanismos se han establecido para asegurar la transparencia y la colaboración entre ambos países? La respuesta, lamentablemente, parece ser ninguna.
El nerviosismo en la 4T es palpable. La familia del "Chapo" residiendo en Estados Unidos, los cárteles declarados organizaciones terroristas, México en la lista de "adversarios", las sanciones del Departamento del Tesoro a instituciones financieras mexicanas por lavado de dinero… Son demasiadas coincidencias. Demasiadas señales que apuntan a una tormenta inminente.
Y en medio de este escenario, varios narcotraficantes mexicanos están a punto de empezar a hablar. Saben demasiado. ¿A quiénes salpicarán sus declaraciones? ¿Qué secretos saldrán a la luz?
Estamos a punto de descubrirlo. El telón se levanta y la temporada de traiciones acaba de comenzar.
Fuente: El Heraldo de México