Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Entretenimiento

11 de julio de 2025 a las 21:20

Nieto de "Resortes" vende café y tortas desde las 3 AM

El legado de "Resortes" vibra en las calles de la CDMX, no en los cines, sino en el aroma a café recién hecho y pan calientito. Mientras la Época de Oro del cine mexicano brilla en la memoria colectiva con las acrobacias y el humor inigualable de Adalberto Martínez Chávez, su nieto, sin ostentar el apellido, escribe su propia historia en el asfalto chilango. No lo hace bajo los reflectores de un set de filmación, sino bajo el sol matutino, con las manos en la masa, literalmente, amasando su propio futuro a punta de tortas y tazas humeantes.

Muchos podrían pensar que la descendencia de una estrella de cine tendría un camino pavimentado hacia la fama, pero este joven emprendedor ha elegido la ruta del trabajo duro, la satisfacción de ganarse el pan con el sudor de su frente, y no a la sombra del nombre de su abuelo. Con un triciclo como escenario y un repertorio de desayunos que van desde el clásico café caliente hasta su especialidad, el chococafé, este nieto de "Resortes" demuestra que el talento, la pasión y la chispa, se heredan de muchas maneras.

No busca la fama, ni el reconocimiento por el apellido. Su "Ay, mamachita", pronunciado con cariño y respeto, es un homenaje, no una imitación barata. Es un guiño a su linaje, pero también una declaración de independencia. Él es su propia persona, con su propia historia, y su propio camino. Un camino que comienza a las 3 de la madrugada, cuando la ciudad aún duerme, preparando con esmero cada ingrediente, cada torta, cada taza de café. Un camino que lo lleva a encontrarse con sus clientes, no con fanáticos, y a ofrecerles no un espectáculo, sino un desayuno calientito, un gesto de cariño en medio del bullicio citadino.

Este joven emprendedor nos recuerda que el verdadero legado no se mide en aplausos ni en premios, sino en la perseverancia, en el trabajo honesto, en la capacidad de construir un futuro propio con las propias manos. Y aunque no lleve el apellido, lleva en la sangre la misma chispa, la misma energía, el mismo espíritu incansable que hizo de "Resortes" un ícono. Un espíritu que se manifiesta no en la pantalla grande, sino en las calles de la CDMX, en el aroma a café y pan recién hecho, en el "Ay, mamachita" que saluda a cada nuevo día. Una historia que, aunque diferente, es igual de fascinante, igual de inspiradora, igual de mexicana.

Y mientras algunos buscan la fama a toda costa, este joven nos enseña que la verdadera satisfacción se encuentra en el trabajo duro, en la independencia, y en la construcción de un legado propio, un legado que, aunque no se proyecte en la pantalla grande, brilla con luz propia en las calles de la CDMX. Un legado que se saborea en cada taza de café, en cada mordisco a una torta, y en el eco de un "¡Ay, mamachita!" que resuena en el corazón de la ciudad. Una historia que, sin duda, merece ser contada, una historia que nos recuerda que la grandeza se encuentra en los lugares más inesperados, en las personas más sencillas, y en los sabores más auténticos.

Fuente: El Heraldo de México