Un nuevo caso de violencia infantil ha conmocionado a la Ciudad de México, dejando una estela de preguntas y una profunda preocupación en la sociedad. El pasado 4 de julio, en la colonia Tres Estrellas de la alcaldía Gustavo A. Madero, una escena desgarradora se desarrollaba a plena luz del día: una menor de 11 años, en camino a su escuela, era agredida físicamente por su propia madre. La brutalidad del acto, presenciado por transeúntes atónitos, fue rápidamente denunciado en redes sociales, donde la indignación colectiva no se hizo esperar.

La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) confirmó la detención de Diana Celeste "N", de 30 años, señalada como la responsable de la agresión. Según el comunicado oficial, uniformados de la SSC acudieron al cruce de la avenida Ferrocarril Hidalgo y la calle Joyas tras recibir el reporte. Allí encontraron a la menor visiblemente afectada, con golpes en su cuerpo y sumida en un llanto desconsolado. Junto a ella se encontraba Diana Celeste "N", quien, con evidentes signos de nerviosismo y alteración, se identificó como la madre de la niña.

El testimonio de la menor, recogido por los oficiales en un ambiente de contención y confianza, revela la crudeza del episodio. La niña relató cómo, mientras se dirigía al colegio en el autobús escolar, su madre la obligó a bajar del vehículo para, acto seguido, comenzar a golpearla, gritarle y tirarla al piso. Un detalle aún más perturbador emerge del relato de la menor: la aparente justificación de la madre, quien sufre de crisis de ansiedad.

Ante la gravedad de la situación, los policías solicitaron la intervención de los servicios de emergencia. Paramédicos de Protección Civil (PC) atendieron a la menor, diagnosticándola con policontusiones, afortunadamente sin requerir traslado hospitalario. Sin embargo, las heridas emocionales y psicológicas infligidas a la niña son indudablemente profundas y requerirán atención especializada.

Diana Celeste "N" fue detenida en el lugar de los hechos, se le informaron sus derechos y posteriormente fue trasladada ante el agente del Ministerio Público en la Fiscalía de Investigación de Delitos Cometidos en Agravio de Niños, Niñas y Adolescentes. Será esta instancia la encargada de definir su situación legal e iniciar la carpeta de investigación correspondiente. Mientras tanto, la menor se encuentra bajo el resguardo de las autoridades ministeriales, quienes buscan a un familiar que pueda hacerse cargo de ella y brindarle la protección y el apoyo que necesita en estos momentos difíciles.

Este lamentable incidente vuelve a poner en el centro del debate la problemática de la violencia infantil y la importancia de la atención a la salud mental, no solo para quienes la padecen, sino también para su entorno familiar. La pregunta que resuena en la sociedad es: ¿cómo podemos prevenir este tipo de situaciones y garantizar la protección de los menores, especialmente dentro del ámbito familiar, que debería ser su refugio más seguro? La respuesta es compleja y requiere un esfuerzo conjunto de las autoridades, las instituciones y la sociedad en su conjunto para construir una red de apoyo efectiva que proteja a los más vulnerables. Es imperativo fortalecer los mecanismos de detección temprana de la violencia, brindar atención psicológica y psiquiátrica accesible a quienes la necesitan, y promover una cultura de respeto y protección de los derechos de la infancia. El futuro de nuestros niños depende de ello.