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11 de julio de 2025 a las 03:50
El jean de Cerati: ¿de quién?
Un escalofrío recorrió Buenos Aires cuando la noticia resonó en cada rincón de la ciudad: restos humanos hallados en una casa que alguna vez albergó al legendario Gustavo Cerati. La especulación se encendió como un reguero de pólvora, alimentando teorías que se entrelazaban con la mística del ícono del rock latinoamericano. Sin embargo, la verdad, como suele suceder, se tejió con hilos más complejos y alejados de la figura del músico. Los investigadores, con la precisión de un relojero, comenzaron a desentrañar el enigma. Las prendas y accesorios encontrados junto al cuerpo susurraban historias de una época pasada, la década del 90, un tiempo que no coincidía con la estancia de Cerati en la propiedad entre 2001 y 2003.
El 1 de julio, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) desveló los resultados de sus análisis, arrojando una luz tenue pero crucial sobre la identidad de los restos. Una campera de jean, desgastada por el tiempo, emergió como una pieza clave del rompecabezas. Su estado de degradación, en contraste con la preservación de los botones adheridos a una corbata, se convirtió en un indicador temporal invaluable. Los expertos se abocaron a la tarea de descifrar el lenguaje silencioso de la descomposición, buscando determinar con exactitud cuánto tiempo había pasado la prenda bajo tierra.
La investigación se transformó en una meticulosa reconstrucción del pasado. Cada ocupante de la casa, a lo largo de los años, se convirtió en una pieza del mosaico que los investigadores intentaban armar. La víctima, un adolescente de entre 15 y 19 años, asesinado a puñaladas, se convirtió en el centro de la búsqueda de justicia. El fiscal, con la determinación de un sabueso, solicitó dos análisis adicionales. El primero, un estudio sobre los restos óseos, buscaba desentrañar los secretos geográficos que guardaban los minerales y las composiciones del cuerpo, con la esperanza de trazar un mapa de la vida del joven. El segundo, un análisis complementario, prometía aportar nuevas pistas para esclarecer el misterio.
La medianera, testigo silenciosa de la historia, separaba la casa de Avenida Congreso 3742, donde alguna vez residió Cerati, de la propiedad contigua, donde se encontraron los restos. Las autoridades, con la evidencia acumulada, se embarcaron en la tarea de rastrear los registros de quienes habitaron ambas viviendas, buscando en los nombres y las fechas la respuesta a un enigma que conmovió a una ciudad entera. La figura de Cerati, aunque inicialmente vinculada al hallazgo, se desvaneció del primer plano, dejando espacio a la búsqueda de la verdad y la justicia para un joven desconocido cuya historia, finalmente, comenzaba a ser contada.
Fuente: El Heraldo de México