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11 de julio de 2025 a las 18:00

Doble discurso antidrogas de EU: ¿pacto o guerra?

La reciente solicitud de información por parte del gobierno mexicano al Departamento de Justicia de Estados Unidos sobre la supuesta detención de Ismael "El Mayo" Zambada en julio de 2024 ha desatado una ola de interrogantes y especulaciones. Las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, desde el emblemático Salón Tesorería de Palacio Nacional, reafirman la postura de México: transparencia y colaboración en la lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, la falta de confirmación oficial por parte de las autoridades estadounidenses genera un clima de incertidumbre y abre la puerta a diversas interpretaciones.

¿Qué implicaciones tendría la confirmación de esta detención? La figura de "El Mayo" Zambada, como uno de los líderes históricos del Cártel de Sinaloa, representa un eslabón clave en la compleja red del narcotráfico. Su captura, de ser cierta, significaría un duro golpe a la estructura criminal y podría desencadenar una reconfiguración del panorama delictivo, con posibles disputas internas por el poder y un aumento temporal de la violencia en zonas de influencia del cártel.

La presidenta Sheinbaum enfatizó la necesidad de esclarecer las circunstancias de esta supuesta detención, no solo para fortalecer la cooperación bilateral en materia de seguridad, sino también para comprender el impacto directo en el estado de Sinaloa, históricamente afectado por la presencia del cártel. La exigencia de transparencia no se limita a un mero intercambio de información, sino que busca dilucidar los procedimientos empleados y garantizar el respeto a los derechos humanos en el marco de la lucha contra el crimen.

Más allá de este caso particular, las declaraciones de la presidenta abordan un tema crucial: la aparente contradicción en la política estadounidense frente al narcotráfico. La designación de organizaciones criminales como grupos terroristas, por un lado, y la negociación de acuerdos con miembros de estas mismas organizaciones, por el otro, generan una evidente incongruencia. El caso de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín "El Chapo" Guzmán, sirve como ejemplo de esta ambivalencia y plantea la necesidad de un debate profundo sobre la eficacia de las estrategias implementadas en la lucha contra el narcotráfico.

¿Se trata de una estrategia de doble rasero? ¿Qué criterios se utilizan para determinar cuándo se negocia y cuándo se aplica todo el peso de la ley? Estas son algunas de las preguntas que surgen ante la aparente disparidad de acciones. La cooperación internacional requiere no solo de la voluntad política de los países involucrados, sino también de una coherencia en las estrategias y de un compromiso real con la erradicación del narcotráfico, más allá de intereses políticos o coyunturales.

La solicitud de información por parte de México no es un acto aislado, sino un llamado a la construcción de una relación bilateral basada en la confianza y la transparencia. La lucha contra el crimen organizado es un desafío global que exige la colaboración y el intercambio de información entre los países, pero también una revisión constante de las estrategias para asegurar su efectividad y legitimidad. El caso de "El Mayo" Zambada, real o supuesto, pone de manifiesto la complejidad de esta lucha y la necesidad de un diálogo franco y abierto entre México y Estados Unidos.

Fuente: El Heraldo de México