
11 de julio de 2025 a las 09:20
¡Crucemos los dedos!
La reaparición del "Copetes" trae a la memoria la lucha constante del pueblo Wixárika, erróneamente llamado "Huichol" – un término despectivo que significa "el que huyó" –, por la defensa de sus tierras sagradas. Recordemos el conflicto en Wirikuta, San Luis Potosí, donde durante su gobierno, compañías mineras intentaron apoderarse de una vasta extensión de este territorio vital para la cultura wixárika. Gracias al apoyo de ambientalistas y a la perseverancia de la comunidad, se logró recuperar una parte, aunque mínima, de este espacio sagrado. Ahora, una nueva esperanza se enciende: la posible declaración de la Ruta Huichol como Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Esta ruta, que abarca más de 600 kilómetros en los estados de Nayarit, Durango, Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí, no solo reviste una profunda importancia cultural para los wixaritari, sino que también alberga una invaluable biodiversidad. La propuesta ante la UNESCO incluye la protección de 20 polígonos que conforman esta ruta y, crucialmente, la preservación de los rituales ancestrales que se realizan en ella, ceremonias que conectan a la comunidad con las deidades de la naturaleza.
Humberto Fernández Borja, director de la Organización "Conservación Humana", ha dedicado años a este proyecto. Describe el minucioso trabajo de documentación realizado por equipos multidisciplinarios, desde biólogos y arqueólogos hasta fotógrafos, para mapear y describir la geografía sagrada. Una labor que comenzó en 1995 y que ha enfrentado numerosos obstáculos: la amenaza constante de las mineras, proyectos de infraestructura como presas que ponen en riesgo el equilibrio ecológico, el saqueo del peyote por turistas e incluso por aquellos que Fernández Borja denomina "chamanes urbanos". La declaración de la UNESCO representaría un triunfo invaluable, comprometiendo al Estado mexicano a proteger estos sitios ante la comunidad internacional.
La peregrinación a lo largo de la Ruta Huichol, esencial para la cosmovisión wixárika, también conlleva peligros. Recuerdo la angustia de la búsqueda de un Marakame (Maestro) y su hijo, desaparecidos durante semanas. Su reaparición trajo alivio, pero también la sombra de la violencia: habían sido víctimas de un "levantón", un secuestro exprés sobre el cual no quisieron dar más detalles. Este incidente pone de manifiesto la vulnerabilidad de la comunidad y la necesidad imperante de protección.
El arte wixárika, con su explosión de color y simbolismos, ha trascendido fronteras, llegando a museos internacionales. El "Vochol", un Volkswagen Escarabajo recubierto con la iconografía wixárika, se ha convertido en un ícono, exhibido actualmente en el Museo de Arte Popular de la Ciudad de México. La creciente demanda de estas piezas, elaboradas con chaquiras, ha impulsado la compra de estas pequeñas cuentas de cristal, provenientes principalmente de la República Checa. Incluso se rumora, aunque aún no he podido confirmarlo, que las fábricas europeas han triplicado sus ganancias gracias al auge del arte wixárika.
La lucha por la preservación de la cultura wixárika continúa. La posible declaración de la Ruta Huichol como Patrimonio Mundial representa un paso crucial en la protección de su legado ancestral, un tesoro no solo para México, sino para la humanidad entera.
Por Fernanda Tapia
@TAPIAFERNANDA
EEZ
Fuente: El Heraldo de México