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12 de julio de 2025 a las 02:50
Cristian Castro y su biberón: ¿Infantilismo o qué?
La peculiar afición de Cristian Castro por los biberones, lejos de ser un simple capricho, ha abierto un debate sobre la búsqueda de confort emocional en la adultez. Lo que comenzó como una revelación sorprendente por parte de su exesposa, Gabriela Bo, quien narró cómo el cantante solicitaba su biberón nocturno, se ha transformado en una declaración casi filosófica sobre la resistencia a abandonar la infancia. Castro, con la irreverencia que lo caracteriza, no sólo ha admitido su práctica, sino que la ha defendido como un derecho a conectar con sensaciones placenteras de su pasado. Imaginen la escena: el icónico intérprete de "Azul" inmerso en un videojuego, biberón en mano, ajeno a las críticas y disfrutando de un momento de regresión a la niñez. Una imagen que, sin duda, desafía las convenciones de lo que se considera "adulto".
Más allá de la anécdota, la iniciativa empresarial de Castro de desarrollar una línea de biberones para adultos revela una visión perspicaz. Identificó una necesidad –o al menos una preferencia poco explorada– y la convirtió en una oportunidad. "Comodidad" es la palabra clave que utiliza para describir la experiencia, un argumento que resuena con cualquiera que haya derramado una bebida en el sofá. La propuesta no se limita a lo práctico, sino que abarca una dimensión emocional, un refugio ante las presiones de la vida adulta. ¿Acaso no todos anhelamos, en algún momento, volver a la simplicidad de la infancia?
La inesperada confesión de Shanik Berman en "Faisy Nights" añade otra capa a esta historia. Su afirmación, "Sí, yo también lo he hecho, ¿tú no?", normaliza una práctica que muchos considerarían inusual. Berman va más allá, describiendo la sensación de beber de un biberón como un retorno al vínculo materno, una experiencia reconfortante y placentera que evoca la seguridad y el amor incondicional. Sus palabras no solo desestigmatizan la práctica, sino que invitan a la reflexión sobre las diversas formas en que buscamos consuelo y conexión con nuestro pasado.
Si bien la ciencia no ha investigado específicamente el uso de biberones en adultos, la psicología reconoce el poder de los objetos transicionales y los rituales que nos conectan con la infancia. Estos elementos, cargados de significado emocional, pueden actuar como reguladores del estrés y ofrecer una sensación de seguridad en momentos de incertidumbre. Peluches, mantas, sabores o aromas familiares: todos ellos pueden funcionar como anclas a un pasado más simple y feliz.
En una sociedad que a menudo nos empuja a la madurez prematura y a la rigidez de roles predefinidos, la historia de Cristian Castro y su apego al biberón nos invita a cuestionar las normas establecidas y a explorar nuevas formas de bienestar emocional. ¿Es acaso tan extraño buscar consuelo en los rituales de la infancia? Quizás, en un mundo cada vez más complejo, la clave para la felicidad resida en permitirnos esas pequeñas regresiones, esos momentos de conexión con nuestra esencia más pura y auténtica. La "onda de crecer", como dice Castro, no tiene por qué ser una renuncia a la alegría y la comodidad que encontramos en los recuerdos de la infancia.
Fuente: El Heraldo de México