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10 de julio de 2025 a las 20:10
Justicia para el perrito de Jiquilpan
La barbarie se ha hecho viral. Un video que circula en redes sociales ha desatado una ola de indignación y repudio en todo México. Las imágenes, crudas y perturbadoras, muestran la brutal agresión sufrida por un perro en el municipio de Jiquilpan, Michoacán. Atado del cuello y suspendido en el aire, el animal recibe una lluvia de golpes con una pala, propinados por un joven que parece disfrutar con el sufrimiento ajeno. La voz de otro individuo, cómplice en la atrocidad, se escucha en la grabación incitando a la violencia. El horror no termina ahí. Otro perro, testigo del macabro espectáculo, ladra desesperadamente, quizás en un intento de defender a su compañero o pedir auxilio. Su valentía es castigada con otro golpe brutal que lo deja aturdido y silenciado.
La escena continúa con el perro ya sin vida en el suelo, pero la furia del agresor no cesa. Continúa golpeando el cuerpo inerte mientras su cómplice se ríe, como si se tratara de una broma macabra. La frialdad y la falta de empatía exhibidas en el video han conmocionado a la sociedad, que clama justicia por el indefenso animal.
Este acto de crueldad no puede quedar impune. La Fiscalía General del Estado de Michoacán (FGE) ha iniciado una investigación tras la denuncia interpuesta en línea y la difusión del video en redes sociales. La Fiscalía Regional de Jiquilpan está llevando a cabo las diligencias pertinentes, incluyendo entrevistas y actos de investigación, que han permitido la identificación de los presuntos responsables. Sin embargo, hasta el momento, estos individuos siguen en libertad, lo que aumenta la indignación y la preocupación de la ciudadanía.
Asociaciones protectoras de animales y activistas de todo el país se han unido al clamor de justicia. Exigen un castigo ejemplar para los agresores, que sirva como precedente y disuada futuros actos de violencia contra los animales. Se organizan marchas y protestas en diferentes ciudades para visibilizar este caso y exigir a las autoridades que actúen con celeridad y contundencia.
La impunidad no puede ser una opción. Este caso no se trata solo de la vida de un perro, sino de la construcción de una sociedad más justa y compasiva, donde el respeto por la vida en todas sus formas sea un valor fundamental. La violencia contra los animales es un reflejo de la violencia que existe en nuestra sociedad y debe ser combatida con firmeza. Es necesario fortalecer las leyes de protección animal y garantizar su cumplimiento efectivo. La educación en valores y la promoción de la empatía desde la infancia son cruciales para prevenir este tipo de atrocidades.
La sociedad mexicana está harta de la violencia. La indignación generada por este caso debe traducirse en acciones concretas para erradicar el maltrato animal y construir un futuro donde todos los seres vivos puedan coexistir en paz y armonía. El perrito de Jiquilpan no puede ser una víctima más. Su muerte debe ser un llamado a la acción, un punto de inflexión para que la justicia se imponga y la crueldad no quede impune. El tiempo de la indiferencia ha terminado. Es hora de alzar la voz y exigir un cambio.
Fuente: El Heraldo de México