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10 de julio de 2025 a las 16:05
¿Impacto inminente? Cometa interestelar se acerca a la Tierra.
La llegada del cometa 31/ATLAS ha revolucionado el mundo de la astronomía, marcando un hito al ser tan solo el tercer objeto interestelar detectado en la historia que atraviesa nuestro sistema solar. Su procedencia, la constelación de Sagitario, y su trayectoria no ligada gravitacionalmente al Sol, confirman su origen externo y abren un abanico de posibilidades para el estudio de la composición y formación de cuerpos celestes más allá de nuestras fronteras cósmicas.
La velocidad a la que se desplaza este gigante helado es asombrosa, superando los 209,000 kilómetros por hora. Actualmente, se encuentra entre las órbitas del cinturón de asteroides y Júpiter, aún lejos de la influencia directa del Sol. Sin embargo, a medida que se aproxime a nuestra estrella, la fuerza gravitacional solar acelerará aún más su velocidad, convirtiéndolo en un espectáculo cósmico digno de admiración.
Con un diámetro estimado entre 10 y 30 kilómetros, 31/ATLAS supera con creces el tamaño de sus predecesores interestelares: el enigmático asteroide Oumuamua y el cometa Borisov. Recordemos que Oumuamua, avistado en 2017, generó gran controversia debido a su peculiar forma alargada, dando pie a especulaciones que incluso lo relacionaban con posibles objetos extraterrestres. Dos años más tarde, en 2019, el cometa Borisov confirmó la existencia de otros viajeros interestelares, aunque su tamaño era considerablemente menor al del recién llegado 31/ATLAS.
Este nuevo visitante interestelar, a diferencia de los anteriores, no representa ninguna amenaza para nuestro planeta. La gran velocidad a la que viajan estos objetos es una evidencia de su origen externo y de que su paso por nuestro sistema solar es tan solo un breve encuentro en la inmensidad del cosmos.
La comunidad científica se encuentra expectante ante la posibilidad de estudiar a 31/ATLAS con mayor detalle. Su composición química y su estructura interna podrían revelar valiosa información sobre la formación de sistemas estelares distintos al nuestro. El análisis de la coma y la cola del cometa, a medida que se acerque al Sol y se caliente, permitirá identificar los elementos que lo conforman, abriendo una ventana al conocimiento de las condiciones existentes en otras regiones de la galaxia.
Este descubrimiento subraya la importancia de la constante vigilancia del cielo y el desarrollo de tecnologías cada vez más sofisticadas para la detección de objetos cercanos a la Tierra, tanto los que forman parte de nuestro sistema solar como los inesperados visitantes que, como 31/ATLAS, nos sorprenden con su presencia y nos brindan la oportunidad de expandir nuestro entendimiento del universo. La expectación crece en la comunidad científica a medida que el cometa continúa su viaje, ofreciendo un invaluable tesoro de información para la astronomía y la astrofísica. El estudio de estos viajeros interestelares nos acerca un poco más a comprender la inmensidad y la diversidad del cosmos que nos rodea.
Fuente: El Heraldo de México