La tragedia que azotó Guatemala el pasado martes 8 de julio de 2025 dejó historias desgarradoras, pero pocas tan conmovedoras como la de Regina López Velásquez y su fiel compañero canino. Encontrados sin vida entre los escombros, abrazados en un último gesto de amor y protección mutua, su historia ha resonado en el corazón de la nación y más allá. Regina, residente de la humilde comunidad de El Tablón en Villa Nueva, vivía una vida sencilla, en compañía de su perro, un ser que trascendía la simple etiqueta de "mascota" para convertirse en su familia, su confidente, su alegría en medio de la adversidad. Para ella, él era su mundo, y sus vecinos dan fe de la profunda conexión que compartían. Era habitual verlos juntos, él siempre a su lado, siguiéndola como una sombra fiel mientras realizaba sus tareas diarias.

Ese fatídico martes, mientras Regina recolectaba leña, una actividad crucial para su subsistencia, la tierra se estremeció. Los sismos desencadenaron un devastador deslizamiento que la sepultó a ella y a su inseparable compañero. La noticia de su desaparición corrió como la pólvora en El Tablón, y rápidamente se activaron las alertas de emergencia. Bomberos, rescatistas y voluntarios, impulsados por la esperanza y la solidaridad, se adentraron en la zona del desastre, una zona de difícil acceso, amenazada por nuevos derrumbes.

Las horas se convirtieron en una angustiosa espera. Durante más de 24 horas, los equipos de rescate trabajaron incansablemente, removiendo escombros, tierra y piedras con la esperanza de encontrar a Regina con vida. La tensión era palpable, cada minuto que pasaba disminuía la posibilidad de un milagro. Finalmente, el desgarrador hallazgo confirmó los peores temores. Regina y su perro fueron encontrados sin vida, abrazados en un conmovedor testimonio de lealtad y amor incondicional.

La escena impactó profundamente a todos los presentes. Rescatistas curtidos en mil batallas, vecinos que conocían a Regina, todos quedaron conmovidos hasta las lágrimas. “Estaba recostada, como protegiendo a su perrito, y él, pegado a su pecho. No se separaron ni en el último momento”, relató uno de los rescatistas, con la voz entrecortada por la emoción. Esa imagen, grabada a fuego en la memoria colectiva, se convirtió en un símbolo de la tragedia, pero también de la fuerza inquebrantable del vínculo entre un ser humano y su animal de compañía.

La comunidad de El Tablón, golpeada por la tragedia, se ha unido para honrar la memoria de Regina y su fiel amigo. Se planea colocar una cruz y una placa conmemorativa en el lugar donde fueron encontrados, un recordatorio permanente de su historia de amor y lealtad en medio de la devastación. "Queremos que no se olvide. Que no sea solo una víctima más. Que su historia se recuerde como un símbolo de amor en medio del desastre", expresó una vecina con la voz llena de emoción. La historia de Regina y su perro, aunque trágica, trasciende el dolor y la pérdida para convertirse en un testimonio de la profunda conexión que podemos establecer con los animales, una conexión capaz de desafiar incluso a la muerte. Su recuerdo permanecerá vivo en la memoria de quienes la conocieron y en el corazón de todos aquellos que han sido conmovidos por su historia.