La angustia se palpa en el aire. Cada minuto que pasa es una daga clavada en el corazón de la familia Reyna Mendoza. Joan Amor, una joven llena de sueños y con un futuro brillante por delante, desapareció sin dejar rastro tras abordar un avión con destino a Guadalajara. La promesa de un trabajo como dibujante, una oportunidad para desplegar su talento, se ha convertido en una pesadilla que mantiene en vilo a sus seres queridos.

El eco de su voz se apagó en la medianoche del 6 de julio. Un último mensaje a su madre, avisando de su llegada a Guadalajara, fue la última señal de vida. Desde entonces, el silencio. Un silencio ensordecedor que resuena en los pasillos del aeropuerto, en las calles de Zapopan y en cada rincón del hogar familiar en Quintana Roo. La señal de su celular, un hilo tenue de esperanza, se desvaneció en la colonia Roma, en Zapopan, dejando tras de sí un mar de incertidumbre.

La supuesta oferta laboral, que en un principio se presentaba como un trampolín hacia el éxito, se ha convertido en el centro de todas las sospechas. Una empresa desconocida, un empleador sin rostro, una promesa que se esfumó como el humo. La falta de información concreta sobre la empresa y la persona que contactó a Joan Amor acrecienta la angustia y la desesperación de la familia. ¿Fue una trampa? ¿Una falsa promesa que ocultaba oscuras intenciones? Las preguntas se acumulan sin respuesta, alimentando el miedo y la incertidumbre.

La imagen de Joan Amor, con sus ojos café oscuro, su tez morena clara y su cabello castaño oscuro, se ha multiplicado en carteles de búsqueda, en redes sociales y en los medios de comunicación. Su sonrisa, ahora congelada en una fotografía, es un llamado a la solidaridad, una súplica silenciosa que implora su regreso. La descripción detallada de su vestimenta –pantalón blanco, blusa negra, tenis rosas, arracadas doradas y un dije en forma de cruz– se repite una y otra vez, con la esperanza de que alguien, en algún lugar, la haya visto. El pequeño lunar debajo de su pómulo izquierdo, una seña particular que la distingue, se convierte en un detalle crucial en la búsqueda.

Las autoridades, a través de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Quintana Roo, han activado el Protocolo Alba y han difundido la ficha de búsqueda de Joan Amor. El número de teléfono 998 8817150 ext. 2130 se ha convertido en un canal de esperanza, una línea directa para cualquier información que pueda ayudar a encontrarla. La colaboración ciudadana es fundamental en estos momentos. Cada pista, por pequeña que parezca, puede ser la clave para desentrañar el misterio de su desaparición.

Mientras tanto, la familia de Joan Amor se aferra a la esperanza. Sus palabras, cargadas de dolor y determinación, resuenan con fuerza: "Vamos a seguir buscando, no nos vamos a dar por vencidos". Una promesa que se convierte en un grito de auxilio, en una plegaria colectiva que se eleva al cielo, implorando el regreso sano y salvo de Joan Amor. La búsqueda continúa, contra reloj, en una carrera desesperada por encontrarla antes de que sea demasiado tarde. El tiempo apremia, y la esperanza, aunque frágil, se mantiene viva.