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10 de julio de 2025 a las 16:00

Domina el miedo, encuentra el amor.

Adentrémonos en el fascinante y a veces desconcertante mundo del amor, un territorio que, como bien señala el reconocido psicólogo Walter Riso, se caracteriza por su imprevisibilidad, su inherente confusión y su resistencia a ser domesticado. Lejos de la imagen idealizada que a menudo nos venden, el amor real, el que se construye día a día, abraza la incertidumbre como parte integral de su esencia, al igual que cualquier otra experiencia genuinamente humana.

Riso, con su vasta experiencia en terapia cognitiva, nos invita a desprendernos del miedo y de las ideas preconcebidas que nublan nuestra visión del amor. Nos recuerda la importancia de diferenciar entre el enamoramiento, esa explosión inicial de emociones intensas y a menudo irracionales, y el amor verdadero, una elección consciente y madura que se nutre de la razón y la comprensión. Mientras el enamoramiento es un fuego ardiente que puede consumirse rápidamente, el amor es una brasa que, bien cuidada, puede proporcionar calor y luz durante mucho tiempo.

El amor, según Riso, no es una simple emoción, sino un complejo constructo en constante evolución, moldeado por la historia, la cultura y las experiencias personales. Es una experiencia afectiva multifacética, una intrincada red donde se entrelazan comportamientos, creencias, valores, biología y un sinfín de factores que contribuyen a su riqueza y complejidad.

Para comprender el amor en toda su dimensión, Riso nos propone un modelo que integra tres componentes esenciales: erotismo, amistad y afecto. El erotismo, la chispa que enciende la llama, se manifiesta en la atracción física y el deseo. La amistad, el pilar que sostiene la relación, se basa en la lealtad, el respeto y la complicidad. Y el afecto, el ingrediente que nutre el vínculo, se expresa en el cuidado genuino y desinteresado por el bienestar del otro.

Imaginen una relación donde la pasión se fusiona con la camaradería, donde la intimidad física se complementa con la conexión emocional, donde el deseo se entrelaza con la ternura. Esa, según Riso, es la esencia del amor: una unión profunda y significativa que trasciende la mera atracción física y se construye sobre la base de la amistad, el respeto y el afecto mutuo.

Pero, ¿cómo navegar en las aguas turbulentas del amor? ¿Cómo afrontar la incertidumbre que lo acompaña? Riso nos anima a aceptar la imprevisibilidad como parte inherente del proceso, a abrazar la vulnerabilidad y a cultivar la comunicación honesta y abierta. El amor no es un camino lineal, sino un viaje lleno de altibajos, de momentos de alegría y de desafíos que nos invitan a crecer y a evolucionar juntos.

En definitiva, el amor, en su forma más auténtica, es una experiencia transformadora que nos desafía a salir de nuestra zona de confort, a confrontar nuestros miedos y a construir un vínculo profundo y significativo con otro ser humano. Es un viaje de descubrimiento, de aprendizaje y de crecimiento personal, donde la incertidumbre, lejos de ser un obstáculo, se convierte en una oportunidad para fortalecer el vínculo y profundizar la conexión. Así que, dejemos de lado las ideas preconcebidas y abramos nuestro corazón a la posibilidad de un amor real, imperfecto, pero profundamente enriquecedor.

Fuente: El Heraldo de México