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10 de julio de 2025 a las 09:25

Domina el desarrollo al estilo chino

La transformación de China en una potencia global es un fenómeno que ha cautivado al mundo. Desde sus humildes comienzos como un país predominantemente agrario, ha escalado posiciones hasta convertirse en un gigante económico, tecnológico y militar. Este ascenso meteórico no es fruto de la casualidad, sino de una estrategia cuidadosamente planificada y ejecutada a lo largo de décadas, con una visión a largo plazo que contrasta con la volatilidad de otras naciones.

El ejemplo del presidente Xi Jinping es paradigmático. Su experiencia en la aldea de Tayuan, donde se forjó su compromiso con el servicio público y el desarrollo comunitario, sentó las bases de su liderazgo. En Tayuan, un joven Xi Jinping no solo impulsó la modernización agrícola e industrial, sino que también aprendió de primera mano las necesidades y los desafíos de la población. Esta experiencia vital moldeó su visión y su enfoque pragmático, que se refleja en los ambiciosos proyectos de infraestructura y urbanismo que hoy transforman el paisaje chino.

El Centro Integral de Servicios de la Nueva Área de Xiong’an es un testimonio de la capacidad de planificación y ejecución de China. Una ciudad concebida desde cero, donde la innovación, la tecnología y la sostenibilidad se entrelazan en un ambicioso proyecto urbanístico. La velocidad con la que se ha materializado este proyecto, en tan solo ocho años, es un indicador de la eficiencia y la capacidad de movilización de recursos que caracteriza al modelo chino. Imaginen, tres años para la planificación y ejecución, y cinco para la construcción. Una proeza de ingeniería y logística difícilmente replicable en otras latitudes.

Este modelo de desarrollo, basado en un Estado fuerte que guía las políticas públicas y controla estratégicamente la Inversión Extranjera Directa (IED), ha permitido a China no solo alcanzar, sino en muchos casos superar, a las potencias tradicionales. La nueva línea de producción de camionetas de Great Wall Motors (GWM) es un ejemplo palpable de este avance tecnológico. Comparándola con plantas automotrices en Japón, un país con una larga tradición industrial, se evidencia que China no solo ha cerrado la brecha tecnológica, sino que se ha posicionado a la vanguardia en diversos sectores.

El éxito de China no se basa únicamente en la planificación centralizada y la inversión estratégica. También radica en su capacidad para adaptarse a las dinámicas globales, insertándose en las cadenas de valor internacionales y fomentando la innovación constante. Este modelo estatal-empresarial, que articula inversión, innovación y planificación a largo plazo, contrasta con los modelos más fragmentados y a menudo erráticos que observamos en otras regiones, incluyendo México. La clave del éxito chino reside en la combinación de un Estado fuerte y visionario con una política industrial que prioriza la innovación y la competitividad global. Un modelo que, sin duda, ofrece valiosas lecciones para otros países que buscan impulsar su desarrollo y alcanzar un crecimiento sostenible. La pregunta es, ¿estamos dispuestos a aprender de la experiencia china?

Fuente: El Heraldo de México