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10 de julio de 2025 a las 22:10

Confesión escalofriante del crimen familiar

La escalofriante confesión de Juan David Perdomo a su prima, Carol Mojica, tras el brutal asesinato de sus padres en Villavicencio, ha conmocionado a Colombia y arroja una luz aún más tétrica sobre este caso que ha dejado a la nación sin aliento. La frialdad del joven de 24 años, descrita por expertos como “poco y nada expresiva”, contrasta dramáticamente con el desgarrador relato de su prima, quien recibió una llamada desde la cárcel que la dejó marcada para siempre.

Imaginen la escena: Carol y su abuela materna, presenciando el procesamiento de Juan David, las huellas dactilares entintadas, la fotografía policial, la mirada perdida del joven que momentos antes había cometido un acto tan atroz. La tristeza de Carol, palpable, trascendía la rabia, la incomprensión. ¿Cómo era posible que el hijo consentido, el joven con un futuro prometedor, hubiera acabado con la vida de quienes le dieron la vida?

Días después, la llamada. Una voz desde el otro lado de la línea, la voz de su primo, cargada de un arrepentimiento que parecía no alcanzar a comprender la magnitud de su crimen: "Perdóneme, prima, perdóneme por lo que hice". Una súplica desgarradora que resonaba en el vacío de la explicación. Carol, con el corazón destrozado, le imploró que le diera una razón, un motivo, una justificación a la barbarie. La respuesta, aún más perturbadora en su simpleza: "No sé, prima, ni yo mismo sé".

Esa frase, "No sé", se convierte en un eco siniestro que retumba en la mente de quienes seguimos este caso. ¿Cómo es posible que un acto tan violento, tan definitivo, no tenga una explicación aparente? ¿Qué demonios se apoderaron de la mente de Juan David Perdomo para llevarlo a cometer semejante atrocidad?

La conversación entre prima y asesino confeso continuó, con Carol indagando en la posibilidad de una enfermedad mental, una explicación que pudiera dar algo de sentido a lo inexplicable. Pero Juan David lo negó. "No, prima, psicológicamente no". Y de nuevo, el silencio, la falta de respuestas, la incertidumbre que se cierne como una sombra sobre este trágico suceso.

Mientras tanto, la imagen de Juan David, el hijo que se preparaba para una segunda carrera y una vida en el extranjero con sus padres, se contrapone a la del asesino frío y sin remordimientos descrito por los expertos. Un contraste que agudiza el misterio y nos deja con más preguntas que respuestas. ¿Qué motivó realmente a Juan David Perdomo a cometer este acto atroz? ¿Esconderá algo más detrás de ese "no sé" que repite una y otra vez? El tiempo, y quizás las investigaciones, tendrán la última palabra. Por ahora, solo queda la consternación, la tristeza y la escalofriante confesión de un joven que, al parecer, ni él mismo comprende la magnitud de su crimen.

Fuente: El Heraldo de México