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10 de julio de 2025 a las 18:05

¡Clonaban llaves en parking y robaban casas!

La tranquilidad de los barrios residenciales de Tigre y San Isidro se vio quebrantada tras la desarticulación de una astuta y organizada banda criminal, conocida como “la banda de las llaves”. Su modus operandi, tan ingenioso como perturbador, se centraba en la duplicación de llaves de sus víctimas en estacionamientos, combinado con la búsqueda exhaustiva de documentos que revelaran sus domicilios. Imaginen la violación a la privacidad y la sensación de inseguridad que generaba saber que, mientras uno realizaba una tarea cotidiana como estacionar el coche, alguien estaba planeando meticulosamente el robo de su hogar.

Las investigaciones, llevadas a cabo con sigilo y precisión por las autoridades, culminaron con la detención de siete sospechosos. Lo que hace aún más escalofriante este caso es el descubrimiento de que el líder de la banda, junto a otros cómplices, orquestaba los robos desde centros penitenciarios. Desde la sombra de sus celdas, movían los hilos de esta compleja red criminal, gestionando la logística y coordinando cada detalle de los atracos. Esto nos lleva a preguntarnos sobre las fallas en el sistema penitenciario que permiten este tipo de operaciones, y sobre la necesidad de reforzar los controles para evitar que las cárceles se conviertan en centros de planificación criminal.

La historia, sin embargo, no termina aquí. Dos miembros de la banda lograron evadir la justicia, dando inicio a una intensa persecución por parte de las fuerzas del orden. Se ha desplegado un operativo de búsqueda para dar con su paradero, con la esperanza de que pronto sean capturados y llevados ante la justicia. Mientras tanto, la incertidumbre se cierne sobre los vecinos de Tigre y San Isidro, que se preguntan si estos fugitivos volverán a atacar.

Según medios locales como Vía Szeta, los robos perpetrados por “la banda de las llaves” se extendieron entre los años 2021 y 2024, un periodo considerable que revela la capacidad de la banda para operar con impunidad. El fiscal Hertrig, en una entrevista concedida al diario La Nación, describió la minuciosidad con la que la banda preparaba sus golpes. "Con paciencia, dejan pasar un tiempo, se hacen de la información y con todo chequeado previamente para asegurar el éxito”, explicó el fiscal. Conocían cada detalle de las viviendas: la presencia de cámaras de seguridad, circuitos privados de vigilancia, garitas, perros, alarmas, e incluso la cantidad de personas que residían en cada casa.

Pero lo más perturbador, según el fiscal, es que la banda llegaba a conocer la identidad de sus víctimas, llamándolas por sus nombres durante los robos. Imaginen el terror que debieron sentir estas personas al ser confrontadas por criminales que conocían su nombre, en la intimidad de sus hogares. Este detalle pone de manifiesto la crueldad y la falta de escrúpulos de esta banda, que no solo robaba bienes materiales, sino que también se ensañaba con la tranquilidad y la seguridad de sus víctimas.

La desarticulación de “la banda de las llaves” es un paso importante en la lucha contra la delincuencia en la zona. Sin embargo, la fuga de dos de sus miembros nos recuerda que la batalla no ha terminado. Es crucial que las autoridades continúen trabajando para capturar a los fugitivos y para desmantelar por completo este tipo de organizaciones criminales. Además, es fundamental reflexionar sobre las vulnerabilidades que permitieron a esta banda operar durante tanto tiempo, y tomar medidas para fortalecer la seguridad y proteger a los ciudadanos de este tipo de delitos. La tranquilidad de los vecinos de Tigre y San Isidro depende de ello.

Fuente: El Heraldo de México