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10 de julio de 2025 a las 01:25

Voladores de Cuetzalan: ¡Rayo impacta su danza!

La furia de la naturaleza se ha desatado sobre la Sierra Norte de Puebla, dejando a su paso una estela de destrucción que ha alcanzado incluso a las tradiciones más arraigadas. El estruendo de un rayo, desgarrando el cielo durante una de las intensas tormentas que azotan la región, impactó de lleno en el corazón de la comunidad de Pinahuista, en Cuetzalan: el palo de la Danza de los Voladores, símbolo sagrado y eje de una ceremonia ancestral, ha quedado destrozado.

Las imágenes, capturadas por los propios habitantes y difundidas con la velocidad del rayo a través de las redes sociales, muestran la magnitud del desastre. El majestuoso tronco, otrora erguido como un puente entre el cielo y la tierra, yace ahora fragmentado, un testimonio doloroso de la fuerza impredecible de los elementos. La escena contrasta dramáticamente con la vibrante imagen de los voladores en su ritual, un recordatorio de la fragilidad de nuestras construcciones frente a la potencia de la naturaleza.

La preocupación se extiende más allá del daño material. Para la comunidad de Pinahuista, reemplazar el palo no es una simple tarea de reconstrucción. No se trata solo de encontrar un tronco de las dimensiones adecuadas; se trata de respetar los tiempos y las formas que dicta la tradición. Los pobladores explican que no es la época propicia para cortar un nuevo árbol, un detalle que revela la profunda conexión entre la danza y los ciclos naturales. Además, la sustitución del palo debe ir acompañada de un ritual específico, una ceremonia que renueva el vínculo sagrado y asegura la continuidad de la tradición.

La Danza de los Voladores, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, es mucho más que un espectáculo. Es una expresión viva de la cosmogonía totonaca, un ritual que conecta a los hombres con los dioses y con la naturaleza. Cada elemento de la danza está cargado de simbolismo: el palo, que representa el axis mundi, el punto de conexión entre el mundo terrenal y el celestial; los voladores, que encarnan los cuatro puntos cardinales y el quinto elemento, el espíritu; la música del caporal, que honra al Sol y acompaña el descenso de los danzantes en su imitación del vuelo de los pájaros.

Este lamentable incidente nos recuerda la importancia de preservar nuestras tradiciones y el respeto que debemos a la naturaleza. Mientras la comunidad de Pinahuista se enfrenta al desafío de reconstruir su palo volador, el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional no ofrece un respiro. Se prevén más lluvias, tormentas y granizo en la región, lo que aumenta la preocupación por posibles deslaves, inundaciones y nuevos incidentes. La incertidumbre se cierne sobre la Sierra Norte de Puebla, donde la fuerza de la naturaleza ha puesto a prueba la resiliencia de sus habitantes y la pervivencia de sus tradiciones. La esperanza reside en la fortaleza de la comunidad y en su compromiso con la preservación de un legado ancestral que, a pesar de las adversidades, se niega a desaparecer. La danza, interrumpida momentáneamente, volverá a alzarse hacia el cielo, símbolo de la resistencia y la conexión inquebrantable entre el hombre y la naturaleza.

Fuente: El Heraldo de México