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9 de julio de 2025 a las 18:20

Testigo de horror en pleno vuelo

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de los pasajeros a bordo del vuelo V73511 de Volotea, con destino a Asturias. La expectativa del viaje se transformó en horror en cuestión de segundos. El zumbido habitual de los motores en la pista del Aeropuerto de Milán-Bérgamo fue interrumpido por un ruido atípico, un estallido que resonó en la cabina y que precedió a una escena dantesca. Algunos, desobedeciendo el grito desesperado de "¡No miren por la ventana!", fueron testigos del macabro final de Andrea Russo, un hombre de 35 años, oriundo de Bérgamo.

La secuencia de eventos que condujeron a esta tragedia es aún más perturbadora. Russo, a bordo de un Fiat 500 rojo, irrumpió en la zona restringida del aeropuerto, evadiendo a dos policías que intentaron detenerlo. Como poseído por una fuerza invisible, corrió directamente hacia el Airbus A319, ignorando cualquier señal de advertencia o sentido común. Su objetivo: la turbina izquierda del avión, que ya se preparaba para el despegue.

Las palabras de los testigos pintan un cuadro desgarrador. "De repente, oímos un ruido y un estallido," relató uno de los pasajeros, aún conmocionado por la imagen grabada en su memoria. Otro, que se encontraba embarcando en un avión contiguo, describió la escena con crudeza: "Corrió hacia la derecha. Luego corrió y fue succionado por el motor izquierdo… No puedo describirlo como agradable". La impotencia y el horror se mezclan en sus testimonios, reflejando la conmoción colectiva ante un acto tan extremo.

La investigación policial busca desentrañar las razones detrás de este suicidio. Los primeros indicios apuntan a problemas con el consumo de drogas, una sombra oscura que podría haber empujado a Russo a un acto tan desesperado. Mientras tanto, la aerolínea Volotea, a través de sus redes sociales, confirmó el incidente, expresando su consternación y ofreciendo apoyo a los pasajeros afectados.

El incidente deja una estela de preguntas sin respuesta. ¿Cómo pudo Russo acceder a una zona de alta seguridad con tanta facilidad? ¿Qué falló en los protocolos de seguridad del aeropuerto? ¿Podría haberse evitado esta tragedia? Estas interrogantes, junto con la imagen imborrable de un hombre arrojándose a una turbina, permanecerán en la memoria colectiva como un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de la salud mental. El eco del estallido en la pista de Milán-Bérgamo resonará mucho más allá del día de la tragedia, exigiendo una reflexión profunda sobre las medidas de seguridad aeroportuaria y la atención a la salud mental en nuestra sociedad.

Fuente: El Heraldo de México