
9 de julio de 2025 a las 19:55
Sheinbaum vs. Peña Nieto: ¿Justicia o impunidad?
La sombra del espionaje vuelve a cernirse sobre México. El caso Pegasus, un software capaz de infiltrarse en las vidas digitales de cualquier persona, resurge con la fuerza de un huracán, trayendo consigo interrogantes y exigiendo respuestas. La reciente revelación de un presunto soborno millonario relacionado con la adquisición de este programa durante el sexenio de Enrique Peña Nieto ha reabierto viejas heridas y sembrado nuevas dudas. ¿Fue utilizado este poderoso instrumento para silenciar voces disidentes? ¿Se espió a periodistas, activistas y opositores políticos, vulnerando sus derechos fundamentales y socavando la democracia?
La negativa de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre la existencia de un pacto de impunidad es categórica. Sin embargo, la sola mención de la palabra "impunidad" deja un sabor amargo en la boca. La exigencia de transparencia y rendición de cuentas se alza como un clamor popular. La ciudadanía demanda saber la verdad, conocer el alcance de la vigilancia ejercida a través de Pegasus y, sobre todo, exige que los responsables, sean quienes sean, rindan cuentas ante la justicia.
La Fiscalía General de la República tiene la responsabilidad de esclarecer este complejo entramado. La explicación ofrecida por el fiscal Alejandro Gertz Manero, aunque necesaria, no parece suficiente. La sociedad espera una investigación exhaustiva, que no deje cabos sueltos y que llegue hasta las últimas consecuencias. Se necesita una respuesta clara y contundente que disipe las sombras de la duda y restaure la confianza en las instituciones.
El caso Pegasus no es un simple escándalo político, es un asunto que toca las fibras más sensibles de la sociedad. Se trata del derecho a la privacidad, a la libertad de expresión y al ejercicio pleno de la ciudadanía. Es un recordatorio de la fragilidad de la democracia ante el poder desmedido de la tecnología y la importancia de la vigilancia ciudadana para evitar abusos.
Más allá de las declaraciones y las especulaciones, la verdad debe prevalecer. La sociedad mexicana merece saber si fue víctima de un espionaje masivo y sistemático. El silencio y la opacidad solo alimentan la desconfianza y la incertidumbre. Es hora de que la luz de la justicia ilumine los rincones oscuros de este caso y se haga justicia. El futuro de la democracia mexicana depende, en gran medida, de la capacidad de sus instituciones para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas. El caso Pegasus es una prueba de fuego para el Estado de derecho.
La tecnología, en manos equivocadas, puede convertirse en un instrumento de opresión. Pegasus, en su capacidad de recopilar información privada sin consentimiento, representa una amenaza latente para la libertad individual. Es fundamental que existan mecanismos de control y regulación que impidan el uso indebido de estas herramientas y que garanticen el respeto a los derechos humanos. La vigilancia ciudadana y la exigencia de transparencia son las mejores armas para defender la democracia en la era digital.
El debate sobre la vigilancia y la privacidad en la era digital apenas comienza. El caso Pegasus es solo la punta del iceberg. Es necesario un diálogo nacional que involucre a todos los sectores de la sociedad para definir los límites de la vigilancia estatal y garantizar el derecho a la privacidad en el ciberespacio. El futuro de la libertad depende de nuestra capacidad para adaptarnos a los nuevos desafíos tecnológicos y construir un marco legal que proteja nuestros derechos fundamentales en el mundo digital.
Fuente: El Heraldo de México