La irrupción de Gilberto Mora en la escena futbolística internacional ha sido, sin duda, uno de los acontecimientos más comentados de los últimos tiempos. Su deslumbrante actuación en la Copa Oro, con tan solo 16 años, no solo ha captado la atención de la afición, sino también la admiración de figuras consagradas del fútbol mexicano, como Santiago Giménez, quien no ha escatimado en elogios hacia el joven mediocampista de los Xolos de Tijuana.

Las palabras de Giménez, pronunciadas durante la presentación de una nueva línea de teléfonos celulares, resonaron con fuerza en el mundo deportivo. "Gilberto Mora a todos nos dejó boquiabiertos", afirmó el delantero del AC Milan, reconociendo el talento excepcional del joven jugador. Más allá de la simple admiración, Giménez ha expresado su deseo de convertirse en un mentor para Mora, ofreciéndole su apoyo incondicional en su camino hacia el fútbol europeo. "En lo que te pueda aportar, yo te voy a ayudar con mucho gusto", declaró el delantero, demostrando un compromiso genuino con el desarrollo del prometedor futbolista.

La conexión entre ambos jugadores va más allá de la admiración mutua. Comparten la misma representante, lo que facilita la comunicación y la creación de una estrategia conjunta para impulsar la carrera de Mora. Giménez se ha propuesto "empoderar" al joven talento, convencido de que posee todas las cualidades necesarias para convertirse en una figura del fútbol mundial. Este gesto de solidaridad y apoyo entre dos generaciones de futbolistas mexicanos es un claro ejemplo del espíritu de camaradería y la visión compartida de alcanzar la excelencia en el deporte.

Mientras tanto, Santiago Giménez ha tenido que lidiar con los constantes rumores que lo sitúan en la órbita de la AS Roma. Ante la insistencia de la prensa, el delantero ha sido tajante: su compromiso con el AC Milan es inquebrantable y planea cumplir su contrato hasta el último día. "Desde que me fui a Europa, todos los meses me han puesto en otros equipos, pero sí me quedo", afirmó con convicción, dejando claro que su enfoque está puesto en el presente y en su actual club. Además, reveló que la elección del dorsal número 7 es un homenaje a una leyenda del Milan, Andriy Shevchenko, un gesto que demuestra su respeto por la historia del club y su ambición por dejar su propia huella.

Finalmente, Giménez se refirió a las críticas recibidas por parte de algunos sectores de la prensa deportiva. Con serenidad y confianza, el delantero aseguró que no le afectan las opiniones negativas, ya que confía plenamente en su capacidad y en el trabajo de sus compañeros. "Las críticas no me afectan en lo más mínimo", declaró, "Sé quién soy, sé lo que puedo dar y sé a dónde puedo llegar". Su fe en Dios y la autoconfianza que proyecta son un claro mensaje de resiliencia y determinación ante la adversidad. Giménez se presenta como un jugador maduro, consciente de sus fortalezas y enfocado en alcanzar sus objetivos, sin dejarse perturbar por las presiones externas. Este episodio revela no solo la madurez del jugador, sino también su capacidad para manejar la presión mediática, un aspecto crucial para cualquier futbolista que aspire a competir al más alto nivel.