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9 de julio de 2025 a las 12:30

Pintura que cobra vida

Fernando Leal Audirac, el artista detrás de la imponente letra "A" que engalana la sección de Artes de El Heraldo de México, nos invita a reflexionar sobre la esencia misma del arte en la era digital. Su obra, concebida con una visión escultórica, trasciende la mera tipografía y se erige como un símbolo de la profunda conexión entre técnica y filosofía, entre el cuerpo humano y la imagen como lenguaje universal.

La monumentalidad de lo íntimo, su exposición actual en el Museo José Luis Cuevas, reúne 35 obras de gran formato que exploran la interioridad humana a través de técnicas antiguas reinterpretadas con una mirada contemporánea. Temple de huevo, temple a la cera-caseína y grafito se conjugan para crear piezas gráfico-pictóricas que invitan a la introspección. "El espectador se refleja en ellas, se integra a su cromatismo", explica Leal Audirac. Sus obras, cual radiografías o resonancias magnéticas del alma, revelan flujos internos, emociones y la propia respiración del ser.

Leal Audirac se distancia de la idea del arte como oficio mecánico. Para él, la pintura es una construcción conceptual que va más allá de la destreza técnica. En un mundo saturado de imágenes digitales, reivindica la importancia de la creación individual frente a la dependencia tecnológica. "El arte digital requiere una plataforma que diluye la creación individual", afirma. Y pone un ejemplo contundente: "Para crear una película épica como El Padrino se necesita un ejército. Para pintar la Capilla Sixtina, solo se necesitó a Miguel Ángel".

La pintura, con la simpleza de un lienzo y unos pigmentos, se erige como un bastión de la expresión individual en un mundo cada vez más complejo. Leal Audirac evoca a Borges y su concepto de la inmortalidad para subrayar la urgencia creativa: sin la finitud, sin la limitación, se desvanece el impulso vital que nos mueve a crear.

Su obra, expuesta en diversos países, demuestra el poder universal de la imagen. "La pintura no necesita ser traducida", afirma, recordando la sabiduría de Leonardo da Vinci y el proverbio chino: una imagen vale más que mil palabras. El arte trasciende las barreras lingüísticas y culturales, comunicándose directamente con la esencia humana.

Para Leal Audirac, el arte no es una actividad marginal, sino una dimensión fundamental de la existencia. "No hay humanidad sin arte", sentencia. Se manifiesta en cada faceta de nuestra vida, desde la forma en que nos vestimos hasta la manera en que pensamos. El arte es el legado de las civilizaciones pasadas, la huella indeleble de nuestra historia.

Cada obra, cada trazo, es un paso hacia una obra futura, quizás inalcanzable, pero esencial en la búsqueda constante del artista. "Me asombra todo", confiesa Leal Audirac. Cada pieza es un intento, una aproximación a la obra definitiva que siempre se escapa. Como Giacometti, que tras miles de esculturas solo aspiraba a modelar un rostro humano, Leal Audirac reconoce que, en el fondo, todos los artistas pintan el mismo cuadro: su autorretrato.

Tras su paso por el Museo José Luis Cuevas, "La monumentalidad de lo íntimo" continuará su recorrido por el Museo Internacional del Barroco en Puebla y una tercera sede aún por confirmar. Mientras tanto, Leal Audirac continúa trabajando en proyectos en Europa, siempre "en marcha", en la incesante búsqueda de la expresión artística.

Fuente: El Heraldo de México