Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Política

9 de julio de 2025 a las 09:10

México: ¿Listo para invertir?

La incertidumbre se apodera del inversor. Ese hormigueo, esa inquietud que nace en la boca del estómago, no es el preludio de la celebración, sino la alarma que precede a la duda. El puro y el whisky esperan, mientras la mente procesa la realidad: una reforma al Poder Judicial que concentra el poder en manos del gobierno, abriendo la puerta a la arbitrariedad. La promesa de un México fértil para los negocios se desvanece ante el espectro de un litigio con un juez designado por el mismo poder que podría expropiarte.

La imagen idílica del atardecer en la Condesa, con el aroma a café recién hecho y el murmullo de conversaciones, se transforma en una pesadilla. Las noticias muestran la violencia desatada: energúmenos con banderas palestinas, rostros desencajados por la ira, destruyendo comercios en nombre de una supuesta lucha contra la gentrificación. Un término que, en sus bocas, suena a justificación hueca para la barbarie. No es solo la destrucción material, sino la impunidad que la ampara. La ausencia de la policía, la tibia condena de las autoridades, transmiten un mensaje claro: el estado no protegerá tu inversión, te dejará a la merced de la turba.

La xenofobia, ese veneno que corroe las sociedades, se mezcla con el antisemitismo y un anticapitalismo visceral. Un cóctel explosivo que encuentra eco en un sector de la juventud, manipulada por discursos simplistas que demonizan al extranjero, al emprendedor, a cualquiera que represente una diferencia. Y mientras el inversor contempla el caos, se pregunta: ¿Cómo confiar en un país donde la "lucha ideológica" justifica la violencia y la destrucción?

La paradoja se agudiza con la política exterior. Mientras la petrolera nacional se hunde en la bancarrota, el gobierno continúa subsidiando a regímenes autoritarios como el cubano, donde la libertad de expresión es un delito. El contraste es brutal: se regalan recursos a un estado represor, mientras se abandona a los emprendedores a su suerte, expuestos a la violencia y la extorsión.

La decisión final es inevitable. El puro y el whisky, símbolos de la celebración, se convierten en el consuelo de una oportunidad perdida. La inversión se cancela, el sueño se desvanece. La promesa de un México próspero se ahoga en un mar de incertidumbre, violencia e impunidad. El inversor, con la amargura del desengaño, decide buscar otros horizontes, lejos de la tierra que prometía fortuna, pero que solo le ofreció el amargo sabor del riesgo y la desconfianza. La historia se repite. ¿Cuántos inversionistas más habrán desistido, cuántos proyectos se habrán truncado por la misma razón? La pregunta queda flotando en el aire, como el humo del puro que finalmente se consume, testigo mudo de una oportunidad perdida.

Fuente: El Heraldo de México